Nueva York, Estados Unidos.-El temor a que la deporten y separen de su hija de dos años llevó a la mexicana María Luisa a una sesión de ayuda psicológica.
La terapia llamada «Más allá del miedo» fue organizada por un grupo sin ánimo de lucro de East Harlem, en Manhattan, que busca aliviar el estrés que la política migratoria del presidente Donald Trump ha generado en los inmigrantes.
«Sentí que podía hablar, expresar mis miedos», dijo la hispana de 34 años que prefirió no dar su apellido. «Pude compartir ideas y me tranquilizó ver a otras madres con el mismo sentir que yo».
Desde que Trump ganó las elecciones en noviembre la necesidad de asistencia psicológica para los inmigrantes es mayor que nunca, aseguraron activistas y psicólogos, aunque aún no hay datos estadísticos disponibles.
Miedo, ansiedad y depresión son los síntomas que han visto en ascenso entre la población inmigrante tras las redadas ocurridas recientemente en todo el país y las órdenes ejecutivas que tienen por objetivo la expulsión de los extranjeros sin autorización.
«La necesidad de ayuda psicológica siempre ha estado ahí, pero tras las elecciones y las acciones ejecutivas de Trump el miedo ha aumentado», dijo Theo Oshiro, vicedirector de Make The Road New York, un grupo que por primera vez está organizando sesiones grupales para inmigrantes con una psicóloga voluntaria.
Aproximadamente 125 de los 171 miembros de un programa de padres y jóvenes de Little Sisters of the Assumption Family Health Service, en East Harlem, han manifestado un aumento en la ansiedad debido a las políticas migratorias de Trump, aseguró la portavoz del grupo. Por ello se iniciaron las sesiones de «Más allá del miedo» de las que participan unas 16 madres y donde se sirve café con panecillos, huele a incienso y se oye música relajante.
«Tengo pacientes que no quieren enviar a sus hijos a la escuela», dijo Mónica Sánchez, la terapeuta que dirige las sesiones. «Decidimos organizar ‘Más allá del miedo’ porque vimos un aumento de personas que tenían miedo, ansiedad. Queríamos decirles que no están solos».
En la sesión Sánchez entrega un papel y lápices de colores a las participantes y les pide que expresen sus temores a través de un dibujo. Pueden cerrar los ojos y trazar garabatos o dibujar libremente con todo detalle.
«Algunas pintan un círculo negro y lo rayan y dicen ‘no veo nada*. Otras lo describen como un remolino», explicó.
«Yo pinté un círculo rojo porque me da miedo la sangre y la violencia», dijo María Luisa.
Durante la reunión, que dura dos horas, a algunas se les quiebra la voz al hablar y lloran tímidamente. Sobre el final del encuentro Sánchez destaca la necesidad de estar preparado para una posible deportación en lugar de quedarse paralizado.
El Consejo Nacional de la Raza indicó en un informe que desde la elección se han reportado más casos de acoso, discursos hostiles, incidentes o amenazas aunque aún no posee cifras, mientras que el Southern Poverty Law Center listó 867 incidentes de hostigamiento a minorías, mujeres y gays, en muchos de los cuales se mencionaba a Trump, durante los 10 días de noviembre posteriores a las elecciones. De ellos un 32%, fueron dirigidos a inmigrantes.
«La gente viene y dice ‘tengo miedo’ y ese miedo les causa no saber qué hacer. Su rutina diaria se convierte en un reto más porque no saben si pueden salir a la calle o si pueden dar su dirección en el trabajo», dijo Oshiro. «No podemos ignorar esa necesidad (de ayuda psicológica)».
La Clínica del Pueblo, un centro médico en Washington cuyos pacientes son en su mayoría inmigrantes hispanos, inició un programa de ayuda psicológica llamado «Emociones y elecciones» porque los latinos que acudían a la institución empezaron a mostrar síntomas de ansiedad, rabia y nerviosismo, dijo Cheryl Aguilar, la trabajadora social que dirigió el plan.
«Algunos estaban casi paralizados ante el shock de los resultados de las elecciones», indicó la hondureña. «Hay familias que tienen hijos nacidos aquí que temen ser separados de sus hijos. Hijos con miedo a venir a casa y que sus padres no estén, jóvenes que salieron de sus países para no ser reclutados por pandillas y temen regresar».
Aguilar explicó que durante las sesiones, que duraron ocho semanas y que volverán a realizarse, se habló del miedo que sentía cada participante y de la importancia de mantener una rutina diaria, enfocarse en el presente y valorar cómo han superado retos anteriores.
El doctor Russell Lim, que enseña psiquiatría en la Universidad de California en Davis, aseguró que lo que está ocurriendo es que al estrés que muchos inmigrantes experimentan tras haber abandonado sus países se suma ahora el temor a ser rechazados por Estados Unidos.
«Estos inmigrantes buscan una vida mejor y ahora se encuentran con el mensaje de ‘te tienes que ir a otro lugar’. Eso es traumatizante. Darte cuenta de que no eres querido es devastador», señaló.
Para Lim muchos inmigrantes están «re-experimentando» situaciones de rechazo que sufrieron en sus países de origen.
Trump ha hablado de eliminar un programa de alivio migratorio que implementó el expresidente Barack Obama para ayudar a los jóvenes traídos ilegalmente a Estados Unidos por familiares cuando eran niños. Estos jóvenes, que ahora no saben si sus permisos de trabajo serán invalidados y serán deportados, son los más susceptibles al estrés.
«Es muy duro vivir con esa incertidumbre», aseguró Nancy Palacios, una joven beneficiada por el programa que sufre migrañas y ataques de pánico desde que Trump fue electo. También tiene pesadillas en las que ella y su familia son deportados.
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«Hay días que no quiero salir de mi habitación», aseguró la mexicana de 27 años que vive cerca de Tampa, en Florida, y fue traída ilegalmente a Estados Unidos por sus padres cuando tenía seis años. A Palacios le gustaría recibir ayuda psicológica, pero no puede costearla.
Debido a que muchas organizaciones no pueden permitirse pagar psicólogos algunas buscan formas originales de ofrecer ese tipo de asistencia. La organización nacional de jóvenes inmigrantes United We Dream buscó el apoyo de una línea telefónica de prevención del suicidio para entrenar a sus miembros sobre cómo ayudar a jóvenes que manifiestan ansiedad.
«Con tantas amenazas (por parte de Trump) sentimos que era necesario recibir este tipo de apoyo,» dijo Julieta Garibay, directora de campañas de United We Dream.
La organización ha lanzado una campaña en las redes sociales en la que advierte que dormir demasiado o muy poco, aumentar el consumo de alcohol o sufrir cambios repentinos en el estado de ánimo son indicios de un posible intento de suicidio.
Psicólogos del Roberto Clemente Center de Manhattan, cuyos pacientes son inmigrantes, aseguraron que las medidas del gobierno de Trump son un tema recurrente.
«Todos traen esa preocupación, esa angustia», dijo el psicólogo Arnaldo Ramos, informó Elheraldo.
Pero ofrecer asistencia psicológica a inmigrantes no es sencillo: no existen muchos psicólogos que hablen español y a la comunidad hispana le cuesta admitir que necesita ayuda.
«Nos dicen que eso es para locos», dijo Oshiro. «Estamos intentando cambiar esa forma de pensar».