Conseguir un alquiler a un precio razonable en Nueva York es una tarea casi imposible, pero más aún para inmigrantes sin papeles o musulmanes, víctimas de codiciosos propietarios que se aprovechan del clima político para discriminarlos y desalojarlos.

La alcaldía de Nueva York, una de las ciudades más diversas del mundo con un 40% de la población nacida en el extranjero y cerca de medio millón de indocumentados, dice que las denuncias por discriminación subieron 60% en 2016, una tendencia que continúa este año y que busca combatir.



Una de las últimas víctimas es Zoyla Martínez, una exniñera colombiana de 82 años que llegó a Queens hace más de tres décadas.



Hace unas semanas recibió una carta del propietario de su edificio de Corona, Queens, pidiéndole que muestre pruebas de su estatus migratorio en Estados Unidos como la «green card» (permiso de residencia) o un visado en su pasaporte, si quiere renovar su contrato de alquiler.

– «No tengo miedo» –

«El dueño ha mandado unas cartas pidiendo la identidad a todos los inquilinos, y eso es ilegal, él no es la policía migratoria», contó Martínez a la AFP el miércoles, tras participar en una jornada de información a la comunidad con representantes de la alcaldía en una bulliciosa plaza de Jackson Heights, Queens, donde colombianos, ecuatorianos y mexicanos se mezclan con indios, bangladesíes y pakistaníes.

«Estoy preocupada, y mucho, pero no tengo miedo. El síndico me acosa. Cada vez que le pido que arreglen algo me pregunta si he pagado el alquiler. Y el propietario me quiere desalojar porque yo tengo un alquiler estabilizado», explicó Martínez, que no dice si tiene los papeles.

Este sistema que se aplica a cerca de un millón de apartamentos de Nueva York protege a los inquilinos de aumentos exorbitantes. Si el inquilino se va o el propietario logra desalojarlo, el alquiler puede subir 20%. Pero de lo contrario, el alza no puede superar 1-2% al año.

Martínez, una mujer pequeña de gran personalidad que camina con bastón, paga 1.061 dólares por mes por su apartamento de un dormitorio donde vive hace 10 años. Según sus cálculos, el propietario podría alquilarlo por unos 3.000 si la echa.

Pero la alcaldía del demócrata Bill de Blasio decidió ayudarla. Notificó al propietario que estaba violando la ley y le advirtió que si repite la ofensa puede recibir una multa de hasta 250.000 dólares.

– Inmigrantes pobres desplazados –

«Vemos un aumento en los casos de discriminación de inquilinos y de represalias» contra los que toman acciones, dijo Hollis Pfitsch, funcionaria de la Comisión de Derechos Humanos de la alcaldía, tras repartir folletos informativos a la salida del metro en Jackson Heights.

«Debemos proteger a los más vulnerables, especialmente a la comunidad inmigrante que ha sufrido la retórica xenófoba en el pasado año», sostuvo en referencia al duro discurso antiinmigración del presidente Donald Trump contra latinos y musulmanes.

La alcaldía investiga actualmente 291 casos de discriminación por estatus migratorio y origen nacional -89 de ellos relacionados con la vivienda-, casi el doble de los registrados en 2013-2014.

«Nueva York fue en un momento un gran lugar para llegar y comenzar una vida en este país, pero cada vez es más difícil», explicó a la AFP William Spisak, de Chhaya, una ONG que ayuda a neoyorquinos de bajos recursos originarios del sureste asiático.

Spisak dice que la mayoría de los inmigrantes de clase obrera de Jackson Heights gastan 50% o más de sus ingresos en vivienda.

«Los alquileres han subido de manera exponencial en los últimos 30 años y los salarios no han acompañado este movimiento», afirma para explicar la crisis de vivienda de la mayor ciudad del país, con 8,5 millones de habitantes.

Los residentes con dinero están dejando los sobrevalorados Manhattan y Brooklyn y mudándose a otros barrios. «Uno en alza es Queens, y cada vez hay más presión sobre los inmigrantes para que se vayan», añadió Spisak, que ha ayudado a inquilinos musulmanes a combatir la discriminación por parte de los propietarios de sus apartamentos.

«Aquí viven siete, ocho personas en un solo dormitorio y cada uno paga de 200 a 500 dólares al mes», contó Devendra Chaitanya, un indio de 72 años que vive en Jackson Heights. «Dicen que este es un país de inmigrantes pero ¿cómo vamos a pagar eso?», preguntó.