La posibilidad de indultar al expresidente Alberto Fujimori resurgió con fuerza en Perú, en momentos en que el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski ha sido puesto contra las cuerdas por una poderosa oposición, liderada por la hija del exmandatario, preso por crímenes de corrupción y contra los derechos humanos.
El tema recurrente en el debate político del último año, renace en medio de una creciente pugna entre el oficialismo y el Congreso que controla la Fuerza Popular, cuya lideresa Keiko Fujimori no ha dado tregua a Kuczynski desde que este la derrotó por un escaso margen en las presidenciales de 2016.
En menos de un año, Kuczynski ha perdido a tres ministros por presiones del Parlamento, y todavía debe gobernar hasta 2021.
«Es el momento de ver el tema, con tranquilidad», declaró Kuczynski. La ley permite al presidente otorgar indultos por Fiestas Patrias -que se celebran el 28 de julio- y por Navidad. Su anuncio ha sido recibido con críticas y respaldo.
El expresidente Fujimori (1990-2000), de 78 años, está preso desde 2007 cumpliendo una condena de 25 años. Su salud se ha deteriorado en los últimos años y su ingreso a clínicas se ha hecho recurrente debido a que padece hipertensión arterial y una lesión cancerígena en la lengua.
Recientemente ha tenido episodios cardíacos. En 2013, el gobierno de Ollanta Humala le negó el indulto humanitario, una posibilidad que hoy respalda el 59% de los ciudadanos, según recientes sondeos.
– Contra las cuerdas –
«Veo a Kuczynski contra las cuerdas, recibiendo golpe tras golpe, sin aire, requiere el oxígeno del indulto. Él ya estaba tocando ese tema, aunque va a seguir contra las cuerdas», dijo a la AFP el gerente de la consultora Vox Populi, Luis Benavente.
Para Benavente, «si Kuczynski opta por el indulto, va a mostrar este hecho como un chantaje político(…) Ahora, el nivel de hostilidad del Congreso está creando una situación de ingobernabilidad mucho mayor a la que tenía Alberto Fujimori en 1992 antes de dar el autogolpe», que lo llevó a cerrar el Parlamento e iniciar un régimen autocrático.
Kuczynski tiene la opción constitucional de cerrar el Congreso si es que este le niega la confianza a dos gabinetes ministeriales consecutivos y convocar a nuevas parlamentarias. Pero él rechazó esa opción. «No vamos a cerrar ningún Congreso», aseguró.
«Si nada pasa en el gobierno, las caídas de ministros van a seguir. La pelea entre Ejecutivo y Legislativo ha asumido esas formas porque ninguno de los dos tienen poder y legitimidad. Keiko gobierna porque su padre está preso. Y su poder lo logra manteniendo al tope la confrontación», consideró, por su parte, el analista Mirko Lauer.
El congresista Kenji Fujimori, quien más ha conciliado con el gobierno, a contramano de su partido, ya celebró: «Gracias, señor Presidente. Es hora de voltear la página. Le estaré eternamente agradecido», escribió en Twitter.
«Lleva meses evaluando el caso, llegó la hora de actuar. Haga uso de su potestad de presidente. Indúltelo», comentó por su parte, con más confrontación, Keiko Fujimori, quien hace unas semanas intentó sin éxito la liberación de su padre mediante un recurso judicial.
«Lo único que quiero decir es que no hay ninguna conexión entre un indulto humanitario y la política peruana», aclaró el presidente. «La política es una cosa, la salud de la persona es otra cosa», enfatizó Kuczynski, de 78 años.
– Una traición –
Kuczynski, un economista liberal y exbanquero, se impuso en la recta final de las presidenciales gracias al antifujimorismo de izquierda. Algunos izquierdistas moderados, incluso, forman parte de su gobierno. Él sólo era favorable al arresto domiciliario de Fujimori, propuesta que no prosperó en el Legislativo.
«Lo están arrinconando y en vez de dar la batalla como un estadista, cede a la presión fujimorista», señaló Gerónimo López, secretario general de gremio de trabajadores CGTP.
«El Frente Amplio (partido de izquierda) y la izquierda que cogobierna con él, no verá con simpatía el indulto a Fujimori, a quien rechazan por las violaciones a los derechos humanos», agrega Benavente, de Vox Populi.
Benavente cree que Fujimori tendrá vida política activa. Allí habría que ver a quién apoya. Keiko, que ya perdió dos presidenciales, tomó distancia de su padre en la última contienda para captar votos de centro.
Pero Kenji, que tiende lazos con el gobierno y defiende las causas de las minorías, en abierta discrepancia con su conservador partido, ha sido más fiel a la esencia: «El fujimorismo no tiene alma sin él (su padre) libre», ha dicho.