La trágica desaparición y muerte de la joven embarazada Emely Peguero ha causado un dolor muy profundo dentro de la sociedad, todo esto por las informaciones confirmadas y sin confirmar que se han difundido en los medios de comunicación.

Siempre que pasa un caso de esta magnitud, es lógico que todos quieran opinar, analizar y señalar los responsables, siendo Marlon Martínez y su madre Marlin Martínez, los principales implicados por la supuesta complicidad con la que habían llevado a cabo este crimen atroz.



Hoy todos somos psicólogos, terapeutas familiares y abogados. Lo peor es quienes justifican esta acción criminal indicando que se pudo evitar, simplemente impidiendo que la menor no tuviera una relación desde tan temprana edad, según ha trascendido Marlon y Emely estaban juntos desde que ella tenía 16 años, ¿quién o quienes a esa edad no han tenido vínculos amorosos? Esto no da aval para que se pueda atentar con la vida de nadie, la forma de crianza es la que influye desde temprana edad en nuestra formación,  muchos niños dominicanos son criados bajo la creencia que de la mujer le pertenece, que puede tener varias a la vez y que incluso se lo celebran.



A esto se suman los nuevos ricos que ha creado el sistema político dominicano, personas que de la noche a la mañana ocupan altos puestos de mando, con buenos sueldos y con una justicia totalmente a su favor por  la vinculación política que tienen, esto crea el ambiente perfecto de impunidad, cómo nadie cae preso, o resuelve a base de papeletas, ya no se piensa en las consecuencias que acarrea cometer un acto criminal si a fin de cuentas todo quedará como si nada, y cómo somos de memoria corta, al año nadie se acuerda.

Emely Peguero es una de las tantas mujeres que a diario son asesinadas de forma trágica, fue sorprendente la cantidad de afectadas que salieron a la luz durante los pocos días que lleva el caso, lo que nos indica que las autoridades deben aplicar penas más severas, pero antes de eso, utilizar mecanismos de prevención que protejan  a la mujer dominicana, ya que no hay autoridad alguna que detenga esta maldita ola de violencia.

La complicidad con la que actuaron madre e hijo evidencia que no es la primera vez que ella le apoya en actos bochornosos y que hasta cierto punto hubo premeditación para cometer el acto.  En ningún momento se detuvieron a pensar en el riesgo que corría Emely  y la criatura que llevaba en su vientre.

Es responsabilidad de nosotros los padres, no de la radio, la música, las redes sociales o la televisión, criar y guiar nuestros hijos,  ellos reciben lo que nosotros sembramos en ellos ya que en nosotros los pequeños ven sus primeros ejemplos de comportamiento, del modelo a seguir tanto del hombre como de la mujer.

Los medios de comunicación debemos hacer nuestro trabajo, pero al mismo tiempo respetar la dignidad y la vida ajena, siento  mucha vergüenza con la forma en que se han manejado las informaciones, el afán de ser los primeros nos lleva a cometer errores que nos restan como profesionales, como entes sociales y como seres humanos.

A la justicia hoy le corresponde organizar un caso en el que no queden cabos sueltos para que no haya espacio para la impunidad que tanto nos afecta.

En paz descanse el alma de Emely Peguero.