El gobierno de Donald Trump intensificaba el viernes sus esfuerzos para atender la crisis humanitaria en Puerto Rico, en medio de críticas por la demora en socorrer a ese territorio estadounidense en el Caribe arrasado por huracanes.

«Estamos literalmente empezando de cero», dijo Trump, quien viajará el martes a la zona, así como a las también devastadas vecinas Islas Vírgenes estadounidenses.



El huracán María golpeó a Puerto Rico hace nueve días, tras el destructor pasaje de Irma a principios de septiembre, dejando a sus 3,4 millones de habitantes sin luz eléctrica, agua corriente, ni telecomunicaciones. Al menos 16 muertes fueron reportadas por las autoridades.



Washington levantó restricciones a los envíos de ayuda, permitiendo acelerar las operaciones bajo el mando del general Jeff Buchanan. En un discurso, Trump dijo que la «masiva movilización federal» involucra a 10.000 funcionarios, entre ellos 5.000 militares.

Sin embargo, los damnificados reclamaban una ayuda que llegaba con cuentagotas por problemas de coordinación en el terreno.

En la capital San Juan, la gente hacía colas interminables para conseguir combustible, agua o comida y el panorama era desolador, con edificios enteros con las ventanas rotas, semáforos fuera de servicio y ninguna hoja en los pocos árboles en pie.

En el centro de la isla, en el montañoso municipio de Comerío, la situación era aún más desesperante.

«Aquí en el campo no se ve la ayuda. No se ve», dijo a AFP Subjehily López, de 34 años, mientras con sus cinco hijos recogía agua gracias a un improvisado sistema de caños clavados como agujas en la montaña.

Los daños de infraestructura son inmensos, pero para muchos la ayuda federal es muy diferente a la que recibieron rápidamente Texas y Florida tras los huracanes Harvey e Irma, semanas atrás.

– «Están sufriendo» –

«Esta es una historia de gente que se está muriendo», dijo el viernes la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulin Cruz, molesta luego de que la secretaria interina de Seguridad Interior, Elaine Duke, celebrara la respuesta de Washington a la emergencia como una «historia de éxito».

«Cuando bebes de un arroyo no es una historia de éxito. Si no tienes comida para un bebé, no es una historia de éxito», destacó Cruz a CNN.

Más tarde, en rueda de prensa, Duke, enviada por Trump a la isla para apoyar las tareas de recuperación, destacó la «resiliencia» de los puertorriqueños.

«La gente de Puerto Rico y las Islas Vírgenes de Estados Unidos, lo sé, están sufriendo», dijo. «Estoy orgullosa de que los estadounidenses ayuden a los estadounidenses».

A su lado, el gobernador Ricardo Roselló destacó la presencia de Duke como «testimonio» del compromiso de Washington con Puerto Rico.

Roselló, quien firmó varios decretos para tratar de organizar el retorno a la normalidad, había señalado antes las necesidades pendientes. «Tenemos que aumentar el ritmo de los envíos y mejorar nuestra logística», dijo a CNN.

Sólo 4,5% de la red eléctrica funcionaba el viernes, y la mitad de la población aún carecía de agua potable.

John Rabin, de la agencia federal de gestión de emergencias (FEMA), aseguró a periodistas que los 78 municipios de la isla habían recibido ayuda y dijo que de 69 hospitales, 59 estaban operativos.

– La «tremenda» deuda –

Trump dijo que «desafortunadamente» Puerto Rico, un Estado Libre Asociado a Estados Unidos desde 1952 y que en mayo se declaró en bancarrota, no puede manejar esta catástrofe por su cuenta.

«En última instancia, el gobierno de Puerto Rico tendrá que trabajar con nosotros para determinar cómo se financiará y organizará este esfuerzo de reconstrucción masiva -que terminará siendo uno de los más grandes de su historia- y qué haremos con la tremenda cantidad de la deuda existente en la isla», dijo.

Puerto Rico registra una deuda pública de 73.000 millones de dólares y una economía con una década de estancamiento.

Las tareas de reconstrucción se ven agravadas además por la geografía, según Trump. Puerto Rico «es una isla rodeada de agua, mucha agua, agua del océano», recordó.

Expertos como Brad Setser, del centro de análisis Consejo de Relaciones Exteriores (en inglés, CFR), han advertido que «la crisis humanitaria de Puerto Rico pronto se convertirá en una crisis presupuestaria».

Es probable que se suspenda la recaudación de impuestos, estimó, al afirmar que «no hay manera de que Puerto Rico pueda pagar sus deudas en este momento».