El cine, como todo arte masivo, siempre será reflejo de las realidades de la sociedad que le aloja, tal cual es la ley invisible que así lo establece. Cuando se estrene este jueves Mañana no de olvides, una experiencia cinematográfica, habrá dado inicio, sin que se crea que una obra maestra se ha estrenado. No. Lo que comienza es una firme corriente del cine emotivo basado en condiciones humanas.
José Enrique Pintor (Pinky) es un director de cine de una estampa muy diferenciada en el cine dominicano que ha impreso huellas distintivas, desde que dirigió su primer drama, La Cárcel de La Victoria (2004), – cuando no existía Ley Nacional de Cine- con el que iniciaba para nuestra pantalla el drama carcelario, con un elenco multinacional y talentos locales que posteriormente se desarrollarían; Sandy Panky (2007) logró el debut de un género que afirmaría su condición del más taquillero localmente: la comedia; con No hay más remedio (2014), experimentó con tres actores profesionales de tercera edad y en el tono del humor.
Con Mañana no te olvides, se abre una nueva etapa en el cine dominicano, de la manos de un director que como Pinky Pintor, a lo largo de una carrera se destaca por la permanente innovación, y que le ha hecho responsable de varias vueltas de tuerca a la producción fílmica nacional.
La tierna historia supera en efectismo emocional al plantear con entereza el discrimen contra los envejecientes (que deberían ser llamados La Generación Consistente, como se estila en otros países) y los niños especiales, estableciendo que pueden ser tan talentosos y competentes como cualquier otra persona de su edad.
Ahora nos estremece el sentimiento hasta lo más interno, nos hace llorar, nos hace descubrir el potencial humano ante la limitación que imponen o el paso del tiempo o las condiciones neurológicas y de otros tipos, con Mañana no te olvides.
Pinky se cuidó de apoyarse en un guión lo más impecable en sus picos dramáticos y momento de clara ternura, buscando, y logrando, que el público se identifique los actores principales de Mañana no te olvides.
Tremendamente bien retratada por Elías Muñoz y cursando sobre guión de del guionista español, premiado en los Goya, Ángel de la Cruz (El Bosque Animado) y con música de Carlos Echenique, que crea una banda musical bastante intimista y provocadora de la emoción.
Las actuaciones protagonistas son la película: Freddy Ginebra que debuta para la gran pantalla y que mantiene en general, muy en alto la interpretación de Roberto, el anciano que apunta los inicios de la Enfermedad de Alzhaimer y Guillermo Finke, que representa el Síndrome de Donw, conforman una de las mejores parejas emotivas que haya tenido, pese a que Ginebra en un par de momentos es sólo Freddy Ginebra.
En las actuaciones de sustento, resaltan Carlota Carretero, auténtica y penetrante; Hensy Pichardo, con uno de los mejores antagónicos que hayamos visto en el cine facturado aquí. Amelia Brea Bermúdez, (Julieta) la joven de condiciones especiales quienes han demostrado sus dotes interpretativas durante los ensayos.
Los fallos
La música en momentos se torna invasiva y molesta. En la primera escena en que los dos protagonistas están frente al mar, hubiéramos preferido que el universo sonoro lo conformara el sonido de las olas o el cantar de las gaviotas que surcan loa aires.
Pinky Pintor no deja duda sobre su condición de director que es capaz de desarrollar un concepto con credibilidad y notable calidad en su mensaje.
Ficha Técnica
Título: Mañana no te olvides
País: RD
Duración: 110 m.
Género: Drama emotivo
Director: José Pintor
Director de Fotografía: Elías Acosta
Guion: Ángel de la Cruz y José Pintor
Dirección de Arte: Ruth Matos
Productor: Sandy Cuesta
Música: Carlos Mario Echenique
Sonido: Franklin Hernández
Producción Ejecutiva: Manuel Domínguez Moreno
Actores principales: Freddy Ginebra, Guillermo Finke, Secundarios: Carlota Carretero; Hensy Pichardo, Amelia Brea Bermúdez y Larissa Núñez
Sinopsis
Después de que fallece la esposa de ROBERTO, alguien debe de hacerse cargo de él y de su cuidado, debido a la enfermedad de Alzheimer que padece desde hace años. RUTH, su hija, decide llevarlo a vivir son su familia a pesar de que su esposo Alfredo argumenta que ya tiene suficientes problemas en casa con el cuidado de JAN, su único hijo de 22 años que padece Síndrome de Down. Con la llegada de Roberto a la casa, la relación entre el abuelo y su nieto comienza a hacerse cada vez más estrecha, descubriendo que ambos tienen muchas cosas en común…muchas de ellas, son sus sueños por cumplir, que podrán realizar juntos.
Por José Rafael Sosa