La situación en Puerto Rico es aún desgarradora más de cinco semanas después de la devastación causada por el huracán María, y la falta de energía eléctrica y agua potable agravan la condición de muchos enfermos, dijeron médicos.

El doctor Kevin Munjal, profesor adjunto de medicina de urgencia, y la enfermera Stacey Conklin integraron un equipo del hospital Mount Sinai que trabajó 12 horas al día, siete días a la semana en una suerte de hospital de campaña instalado en carpas en Fajardo, en el este de Puerto Rico, una de las zonas más golpeadas.



Cuando el generador del hospital local dejó de funcionar, los médicos tuvieron que bombear el aire a mano a pacientes con ventilador mecánico, dijo Conklin tras el regreso del equipo a Nueva York luego de una misión de dos semanas en la cual atendieron a más de 1.600 damnificados.



Atendieron a personas con heridas de machetes o sierras eléctricas cuando intentaban limpiar desechos, a gente lastimada cuando el generador que cargaba les cayó en sus pies, o a quemados con el querosén usado en las lámparas.

«La gente nos decía que para alcanzar la calle principal tenían que abrirse ellos mismos camino», dijo Munjal a la AFP.

La falta de agua potable significa que las enfermedades virales y bacterianas como la conjuntivitis, el norovirus e infecciones gastrointestinales se han expandido fácilmente entre las personas que están viviendo apretujadas en refugios, indicaron.

No solo había escasez de medicamentos, sino que la falta de energía tornó muy difícil el cuidado en casa de pacientes con enfermedades crónicas.

«Si podemos restaurar la energía creo que resolveríamos muchos problemas», dijo Munjal. «La electricidad y el agua potable hacen más en términos de resultados sanitarios que más carpas médicas».

El médico contó cómo se conmovió al ver a una mujer de unos 60 años con un dolor considerable en la rodilla a raíz de una osteoartritis haciendo cola para conseguir comida.

«Tenía que hacer fila en todos lados para conseguir los ítems básicos, estaba en un piso 16 de un edificio sin electricidad, así que tenía que subir y bajar los 16 pisos», contó. «Historias como esas son las que te quiebran el corazón».

Un programa de asistencia otorga medicamentos de emergencia a pacientes sin seguro médico, pero hay otros que quedan fuera de la red si han perdido el empleo y necesitan gastar sus ahorros en comida y agua potable.

El gobierno estadounidense está bajo fuego de los demócratas que catalogan de lamentable la respuesta al huracán María, que golpeó ese territorio isleño estadounidense con 3,4 millones de habitantes el 20 de septiembre, dos semanas después del huracán Irma.

Cómo líder del equipo, Conklin dijo que vio de primera mano los enormes problemas logísticos que enfrentan los rescatistas federales en una situación de catástrofe en desarrollo cuando las comunicaciones son un desafío y no hay servicios telefónicos adecuados.

«Creo realmente que las personas hicieron lo mejor que pudieron, pero si la gente se da cuenta o no es otra historia», sostuvo.

Un 75% de los habitantes de la isla están aún sin electricidad y el agua potable escasea en muchas áreas.

«Uno debe preguntarse qué sucedería si hubiese un estado en Estados Unidos (continental) que pasara 36 días sin energía eléctrica», dijo el jueves el gobernador de Nueva York, el demócrata Andrew Cuomo, en su segunda visita a la isla tras el huracán. «La gente estaría indignada», aseveró.