La Romana. Rosairy Maite Gil Rivera, a quienes sus compañeros de estudios y vecinos apodaban “La Nena”, no faltó ni un solo día a la escuela Mamá Tingó en la que cursaba el quinto curso.

La escuela queda a pocos metros de su vivienda, de la que salió descalza para no regresar el pasado jueves 30 de noviembre, día en que desapareció y todos sus sueños quedaron truncados.



Relata el periodista Florentino Durán que Sus compañeros de estudios aún no han regresado al aula, luego de varios días de infructuosa búsqueda, en las que en ocasiones, casi se chocan con su presunto asesino, quien residía cerca de su casa.



Ella vivía con su madre y padrastro en la habitación número tres del condominio Francisco, en la calle Sinforoso Pepén Solimán, a unos 200 metros del Colmado Plaza el Manantial.

Al referido colmado fue a comprar unos plátanos, alimento que no se vende allí desde el paso del huracán María. Sin embargo, el propietario asegura que ella fue procurándolos y luego se marchó, tal como aparece en un video captado cerca de una farmacia que le queda al lado.

Precisamente, las fílmicas muestran al menor Ricardo de la Rosa, apresado por agentes de la Dirección Central de Investigaciones Criminales (Dicrim) porque se ve cerca de Rosaily frente a la farmacia el día de su desaparición.

Los familiares denunciaron que ha sido golpeado en los interrogatorios y que solo estaba casualmente en el lugar.

El adolescente, según familiares, estaba de visita en la zona en casa de su hermano Adrián Badia de la Rosa, donde fue a pasarse unos días de vacaciones desde Hato Mayor, comunidad en la que reside con su madre.

El menor de 16 años se mantiene bajo custodia de la fiscalía de menores.

Familia y amigos de “La Nena”

Los testimonios de vecinos y compañeros de estudio de Rosairy Maite Gil Rivera coinciden en cómo era.

Su padre sostiene que nunca llegaba después de la 6:30 de la tarde, no conocía el centro de la ciudad, no utilizaba celular, no iba al cine, ni al parque. Conversaba con ella hasta dos veces al día.

Sus compañeros coinciden en que en su escuela, todavía jugaba al “pégate”. Se peleaba por lapiceros, lápiz y se reconciliaba constantemente con sus amiguitas. Era aplicada en el curso, distinguida por la directora Tolfa y la secretaria del plantel, que la gritaron desconsoladamente en el velatorio.

El drama

La tesis de la violación y asesinato de Rosairy es que su verdugo, Santo Cedano, le pidió que le comprara un refresco en el colmado, y a su regreso, la obligó a entrar, la tiró al piso, la violó y ahorcó en el interior de su casa-taller, ubicada en la calle Enrique Rijo, donde reparaba motores y arreglaba neumáticos.

En la vivienda se han realizado varios allanamientos, aunque fundas y restos de vestimentas, se observan en el patio. Su padre negó a reporteros del perodico Listindiario.com que le hayan quitado los ojos, ni ningún órgano, ni que actuaran extranjeros.

Como cómplice del suceso figura Miguel Ángel Espiritusanto, acusado de participar en el ocultamiento del cadáver que fue lanzado en unos matorrales, detrás del Ayuntamiento en la Otra Banda.

Los familiares realizarán una eucaristía por el alma de la menor y agradecieron la solidaridad y el apoyo de la población en el caso que le ha tocado vivir.