Santo Domingo.-En junio del año 2000, en Jarabacoa, el párroco de la Iglesia Virgen del Carmen, padre Johnny Durán, dispuso eliminar la obra Alegoría a la Virgen del Carmen, un fresco del maestro Roberto Flores.

A pesar de que esa obra fue declarada Patrimonio Artístico Nacional por la Cámara de Diputados, finalmente el hecho quedó consumado y el criterio anti-estético, basado en prejuicios y limitaciones, triunfó.
El mural Haché



Reseña el periódico El Nacional que el pasado 4 de enero el mural “Obreros recogiendo nubes”, (parte de la exposición Viviendo en las nubes) del maestro Ángel Haché, fue comenzado a borrar con pintura gris (primero parcialmente y luego totalmente) por decisión de la Universidad Tecnológica de Santiago.

La viuda del artista se dirigió de urgencia al campus del Distrito Nacional, en la avenida Máximo Gómez con José Contreras, para detener el borrado, pero finalmente el criterio de eliminar la obra se impuso.



La UTESA, ante la oleada pública de protestas, convocó a una reunión a la viuda, la pintora Elsa Núñez, a los dirigentes del Colegio de Artistas Plásticos, al Ministerio de Cultura (por medio del artista Hamlet Rubio) y otras entidades interesadas en arte público, para procurar una solución, de todo lo cual no salió nada más que una versión extra-oficial suministrada por Juan José Mesa, en el sentido de que la obra sería restaurada, lo que fue negado por UTESA, y el daño finalmente se ha quedado en el limbo.
Nadie ha asumido responsabilidad hasta el momento. El Nacional hace esfuerzos para establecer la postura de UTESA y de los organismos participantes en el encuentro.

Murales en Molinos

14 años antes, en 2003, fueron borrados los murales titulados Cilindros de Inducción Cromática por Cambio de Frecuencia, instalados en 1994 por el artista venezolano Carlos Cruz Diez (biznieto de Juan Pablo Duarte y que eran una donación a República Dominicana ) en los 28 silos de Molinos Dominicanos, con motivo del cambio de manos del control de la empresa del Estado a empresarios privados. En los dos últimos casos se alegó falta de mantenimiento y, en lugar de replantearlos artísticamente, se optó por la decisión más cómoda y lesiva al arte nacional.

La denuncia

El arte público debe ser preservado, debe haber leyes que le protejan, en la misma medida en que también hay que evitar la distorsión de la verdad cuando se hace una denuncia que puede faltar a la verdad, pero que por su impacto puede generar audiencia o teleaudiencia y la etiqueta de salvador del patrimonio.

Hace tres semanas, el comentarista José Martínez Hoepelman, del Noticiario Estelar de Telenoticias, sostuvo que del edificio de las altas cortes (Suprema Corte y otras) se habían sustraído los murales del pintor español José Vela Zanetti; que en la fachada del Congreso Nacional se había sustituido el Escudo Nacional de bronce y sustituido por una copia en fibra de vidrio; que habían removido “murales de bronce” originales de Domingo Liz y moldeados por el escultor Antonio Toribio y atribuía la acción a “algunos vaqueros que se han atrevido a robar en las narices de quienes están llamados a hacer las leyes y hacerlas cumplir. No daba nombres de quienes serían los responsables de robo y sustitución de las obras.

Decidimos investigar en ambos lugares (Suprema Corte y Congreso Nacional, la veracidad o no de la denuncia ) para obtener como resultado que el director de Prensa y Comunicaciones, el licenciado Federico Méndez Nova, nos mostró los murales y relieves de Vela Zanetti, encuentran en su lugar. Los fotografiamos.

En la fachada del Congreso no hay ni ha habido altorrelieves de bronce, ni fueron sustituidos los originales de Domingo Liz. Están hechos en una variante del cemento, llamada cementina y están ahí, en el lado derecho del Senado.

El escudo

Al contactar al presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, indicó que el escudo en broce, instalado del lado derecho de la fachada del Senado, fue removido porque tenía un diseño incorrecto y pintado con colores que no le son propios.

“Se comprobó que el modelo de Escudo que figuraba en la fachada del edificio no correspondía con la descripción que figura en el Artículo 32 de la Constitución de la República, razón por la que se procuró lograr sintonía entre dicha providencia constitucional y el modelo de Escudo que figura a la entrada del Congreso”, explicó Balcácer.

Los errores son: en la cinta superior, donde se lee “Dios, Patria y Libertad”, al igual que la inferior, que reza: “República Dominicana”, estaban en posición horizontal, pese a que el diseño original de 1913 especifica que las puntas de la cinta superior van orientadas hacia abajo, y las de la cinta inferior hacia arriba.

Balcácer indicó que las obras de remodelación artística fueron inauguradas con una rueda de prensa en junio de 2015, y se mantuvo una campaña publicitaria de un año por parte del Senado, estimulando el uso correcto de los símbolos patrios.

Y añade Balcácer: “En 1955, cuando se construyó el edificio sede del Congreso Nacional, se usaban modelos incorrectos del escudo, que diferían del modelo original diseñado por el ingeniero Casimiro Nemesio de Moya, aprobado por el presidente interino de la República, monseñor Adolfo Nouel, en febrero de 1913”.

Indicó que el proyecto de remodelar la fachada del Congreso se originó en 2014, a partir de los señalamientos de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias.

“Nuestros señalamientos fueron acogidos favorablemente por diversos legisladores, entre ellos la licenciada Cristina Lizardo, a la sazón presidenta del Senado, aprobando el proyecto que desarrolla la Fundación Luces y Sombras, del artista Juan Gilberto Núñez, y que implicó crear de dos nuevos relieves (no réplicas que son copia de una obra previa) que se instalarían del lado izquierdo del edificio del Congreso, hasta ese momento visualmente desequilibrado, dejando los otros dos murales en altorrelieve.

Fibras de vidrio

La técnica usada para los dos nuevos murales en altorrelieve es la de fibra de vidrio reforzada con terminado en pátina de bronce, que ofrece garantía de por vida con mantenimiento aplicado periódicamente, con el mismo resultado del bronce, de acuerdo a la explicación que ofrece la Fundación Luces y Sombras, institución de arte con más de 15 años de experiencia trabajando arte público, sobre todo en la producción de bustos y estatuas de corte patriótico.
Juan Gilberto Núñez indica que, internacionalmente la técnica es muy utilizada por ser de tanta duración como el bronce y tener un costo mucho más bajo que el metal.

Labor de Núñez

Juan Gilberto Núñez ha consagrado el trabajo artístico en esculturas y pinturas en torno al tema de la Patria, Es una labor de arte público que incluye decenas de instalaciones de bustos y estatuas de Juan Pablo Duarte en el país y el extranjero, especialmente en Colombia y Paraguay, países en los que prestó servicios diplomáticos; instaló un Duarte monumental llevado al hombro en el Pico Duarte, junto a una cuadrilla de hombres, el Museo de Cera Juan Pablo Duarte y las estatuas de Francisco Caamaño (El Conde), Marichal (frente al Estadio Quisqueya) y la del primer pelotero dominicano en Grandes Ligas, Osvaldo Virgil.

La restauración del Escudo en la fachada del Congreso

El escudo de bronce retirado, explica Juan Gilberto Núñez, no desapareció ni fue sustraído, sino que se llevó a un taller para restaurarlo y volverlo a colocar en algún espacio en el propio Congreso como pieza artística.

Explicó que el director de la Unidad Técnica de Cultura de la Cámara de Diputados tenía conocimiento del caso.

Núñez indicó que el licenciado Abil Peralta Agüero sabía desde el principio quién hizo el trabajo de remozamiento, ya que la entonces presidenta del Senado, Cristina Lizardo, lo comunicó al presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez y se hizo un acto público de inauguración al que asistieron senadores y diputados.

Refiere que del acto de inauguración se hizo una rueda de prensa y un anuncio de televisión para estimular el correcto uso de los símbolos patrios. Dijo que hace meses, el director el Museo de Historia, Miguel D’Camps le había aclarado a Peralta Agúero que el escudo del Senado estaba en el taller en un proceso de restauración costeado por Fundación Luces & Sombras.