No todos conocemos el corazón de Dios. Si lo conociéramos no dudaríamos de lo que Él está haciendo con nosotros. A pesar de las situaciones que a diario se nos presentan y que muchas veces se extienden por tiempo ilimitado, sin poder ponerles fin porque están fuera de nuestro alcance, Dios promete que Su misericordia no se apartará y Su paz permanecerá con nosotros.

Es más fácil dejar que los sentimientos nos dominen, las emociones nos controlen y que los pensamientos nos aplasten, que recordar cada una de Sus promesas para nosotros. Somos tan vulnerables y tan incrédulos que Él testifica lo que es, lo que hace y lo que puede hacer, y preferimos dejarnos llevar por nuestra carne.



Los momentos en los cuales se prueba si realmente Él es el todopoderoso son cuando las aguas están a punto de ahogarnos y podemos permanecer en paz, creyendo que éstas no podrán subir más del nivel en que están, porque Su pacto permanece para siempre.

Cree de corazón y no de palabras, porque Su Palabra no es para conocerla, es para vivirla.



Por la pastora Montserrat Bogaert/ Iglesia Monte de Dios