Bronnitsy, Rusia. Sonó el himno y miró al suelo, con la vista perdida, como si algo no fuera bien. Se tocó el pelo y cerró los ojos. Así arrancó el partido. Así siguió durante toda el cotejo, buscando la pelota, persiguiendo su sombra. Messi vivió ante Croacia una de sus peores noches y Argentina queda con un pie fuera de Rusia-2018.
En la primera mitad tocó menos la pelota que Willy Caballero. En la segunda, su ataque de disconformidad se quedó corto: un par de conducciones desde la medular, un pase en profundidad y un remate despejado por un defensa. Nada más. Como si no hubiera aparecido, vio impotente cómo su selección sucumbía 3-0 ante Croacia en la segunda jornada del Grupo D del Mundial.
Los europeos ya están clasificados, los sudamericanos tendrán que ganar a Nigeria en la última fecha y esperar resultados. El primero, el de los africanos frente a Islandia este viernes. En función de eso, también, el de los islandeses frente a los croatas en la última fecha.
Jorge Sampaoli había modificado completamente el dibujo táctico del equipo para «potenciar» a ‘La Pulga’, como había reconocido en la conferencia de prensa en la víspera.
El resultado fue el contrario. Con la cámara fijada en el astro albiceleste, su lenguaje corporal hablaba por sí solo: un paso y parada en seco. Mirada al suelo. Nada. Sin reacción, sin un ápice de bronca. Resignación como solución a la profunda crisis, de juego y de resultados, que vive Argentina.
Al inicio del partido, la televisión mencionó su nombre por primera vez a los 11 minutos. Y lo hizo porque no había llegado a un pase elevado que lo hubiera dejado solo ante el arquero croata.
Nada más. Willy Caballero completó 12 pases en los primeros 45 minutos. Messi repartió once. El portero tocó la pelota 20 veces. Messi 11.
Estadísticas que valen más que mil palabras.
Sin hablar con nadie, sin ejercer de capitán, se marchó a los vestuarios. Solo.
Diego Maradona en el palco sufría por todos. Por él, por los millones de argentinos y por Messi, que ni siquiera fruncía el ceño.
– Caminando –
En la segunda mitad, Caballero erró de manera calamitosa y Ante Rebic adelantó a los suyos. Messi mostró entonces un ápice de rebelión, bajando a recibir el balón, conectando con sus compañeros. Pero se esfumó pronto. Exactamente lo que tardó Sampaoli en desmontar el equipo, en cambiar a sus centrocampistas por delanteros.
A partir de ese momento, Messi no la olió. Desapareció de forma definitiva. Y siguieron cayendo los goles croatas, hasta el 3-0 final.
Argentina tiene un pie fuera de Rusia-2018. Y Messi no ha sido Messi, solo su sombra: erró un penal que le podría haber dado los tres puntos ante Islandia en el encuentro inaugural y, frente a Croacia, no estuvo a la altura de las circunstancias, de su trayectoria ni de su leyenda.
Su equipo, y él, aún tienen una bala en la recámara ante uno de sus enemigos íntimos. El 26 aguarda Nigeria, como en Estados Unidos-1994, Corea del Sur y Japón-2002, Sudáfrica-2010 y Brasil-2014, con un balance inmaculado de cuatro victorias para los albicelestes.
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