Cuando los exploradores salen en busca de tesoros van con gran entusiasmo y llenos de expectativas. Todos tienen la esperanza de que sus vidas cambiarán, porque están seguros de que encontrarán el tesoro que están buscando.

Ellos tienen gran perseverancia y durante años siguen explorando en el mismo lugar. Nadie los hace cambiar o moverse a pesar de no encontrar algo. Da gusto ver cómo pasan horas excavando bajo sol, lluvia, sereno, y nada los detiene. Prefieren morir antes que retirarse del lugar sin haberlo explorado todo. Qué pasión muestran por lo que están haciendo sin importar que buscan muchas veces no es para su beneficio, sino para el conocimiento de los demás, al descubrir objetos históricos que revelan épocas pasadas.



Así como la tierra está llena de tesoros, Dios ha puesto en nosotros muchos tesoros, los cuales tenemos que descubrir. A veces la poca autoestima nos hace pensar que somos nadie y que nada de valor hay en nosotros, pero no es así. Él nos ha dado Su Espíritu y nos ha bendecido conforme a Sus riquezas en gloria.

No pienses mal de ti mismo(a) ni que nadie te busca porque nada tienes que ofrecer. No dejes de excavar, y descubre lo que Él ha declarado sobre ti; porque de las naciones vendrán hacia tu luz, los reyes vendrán hacia el resplandor de tu amanecer.



Por la pastora Montserrat Bogaert/ Iglesia Monte de Dios