Las preocupaciones son el resultado de la falta de fe. Por eso nos angustiamos tanto y vivimos en zozobra al no saber cómo se solucionarán las cosas, demostrando con esto que no confiamos plenamente en Dios.

Un gran porcentaje de los problemas que pasan es simple y no merece que nos quite el sueño por causa de algo que Dios puede resolver en un segundo. Pero nuestra mente es tan vulnerable que formulamos una serie de situaciones, las cuales no son reales sino de la imaginación. Esto nos lleva a un final desastroso y sin esperanza, tan solo porque permitimos que la duda sea más fuerte que el conocimiento de la verdad, en la cual tenemos que estar apoyados todo el tiempo.



Vemos que José no se preocupó cuando estaba preso. Al contrario, estaba en paz, porque tenía su fe puesta en Dios y sabía que algo grande le esperaba. Así mismo sucedió, fue tan grande que de estar preso salió para gobernar una nación.

Por nada nos preocupemos, porque para los que Lo aman todo obra para bien, y lo que ahora es una tormenta mañana será un resplandor lleno de Su gloria.



Por la pastora Montserrat Bogaert/ Iglesia Monte de Dios