Montserrat Caballé, diva mundial de la ópera fallecida el sábado a los 85 años, fue despedida con honores este lunes en Barcelona (noreste de España), en una discreta ceremonia a la que acudieron los principales dirigentes españoles y personalidades de la cultura.
Por petición expresa de la soprano, se celebró un velatorio discreto y sin capilla ardiente en un tanatorio de Barcelona, y una ceremonia privada en la que sonaron algunas arias interpretadas por Caballé.
Su viudo, el extenor Bernabé Martí, su hija, la soprano Montserrat Martí, y el resto de familiares estuvieron acompañados por la reina emérita Sofia, el jefe de gobierno Pedro Sánchez y el presidente regional catalán Quim Torra, entre otros.
También acudieron emblemas de la música española como su amigo tenor José Carreras o el compositor Jordi Savall, y también internacionales como el cantante italiano Al Bano.
«Para mí, Montserrat ha sido la soprano más importante del siglo XX, si alguien se le podía acercar era Maria Callas», afirmó Carreras a los muchos medios presentes.
«Era única y extraordinaria, una artista increíble, con una versatilidad y un amor por lo que hacía extraordinarios. Todos hemos aprendido de ella», insistió.
«Ha sido un icono importante, grandísimo, incomparable a nivel de belleza de canto y de perfección técnica. Fascinaba», dijo Christina Scheppelmann, la directora artística del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, la segunda casa de la artista.
Su público le brindó el domingo un sentido homenaje: antes de empezar la función prevista, se puso de pie y le dedicó un cerrado aplauso mientras sonaba su voz interpretando el aria «Casta Diva», de la obra «Norma» de Vincenzo Bellini.
Caballé falleció el sábado tras medio siglo de carrera, en la que brilló en los escenarios más prestigiosos del mundo interpretando piezas clásicas de Mozart, Bellini, Donizetti o Rossini.
Pero en su medio siglo de carrera, la diva, apodada como la «Superba», también colaboró con artistas de otros estilos como Freddie Mercury o el compositor griego Vangelis, que envió una corona con el mensaje «Para la única e incomparable Montserrat Caballé».
Decenas de admiradores se acercaron a despedir a la soprano, cuyo coche fúnebre partió entre aplausos hacia el cementerio de Sant Andreu, un barrio popular de Barcelona, para ser enterrada junto a sus padres.
«Era una gran cantante y una gran persona. Siempre alegre, con la sonrisa siempre en el rostro», recordaba Manuel Sánchez Rodríguez, un jubilado de 87 años.
