Estados Unidos registró un aumento de 17% en delitos racistas, antisemitas u homófobos en el primer año de la presidencia de Donald Trump, según estadísticas del FBI publicadas el martes.
En 2017 se denunciaron a la policía 7.175 ataques por razones de procedencia étnica, origen, religión, sexualidad, género o discapacidad, contra 6.121 en 2016, establece la policía federal en su informe anual sobre estos delitos calificados como «de odio».
Es la cifra más alta desde 2008 y el incremento se registró, por tercer año consecutivo, en todas las categorías. Los afroaestadounidenses son las primeras víctimas, con más de 2.000 incidentes.
Una total de 1.130 denuncias están relacionadas con la orientación sexual, y 938 ataques fueron dirigidos a judíos, un aumento de 37%, según el FBI.
El FBI no ofrece ninguna explicación para explicar esta subida.
«Este informe es un llamado a actuar», dijo el secretario de Justicia interino, Matthew Whitaker, en un comunicado, «particularmente preocupado» por el aumento del antisemitismo.
La divulgación de los datos se produce poco más de dos semanas después del peor ataque antisemita en la historia de Estados Unidos. El 27 de octubre, un hombre armado abrió fuego en una sinagoga de Pittsburgh, en el noreste del país, y mató a 12 personas.
Tras el ataque, el presidente Donald Trump fue acusado de exacerbar las tensiones en la sociedad estadounidense con su retórica incendiaria.
En el marco de una visita a Pittsburgh, 1.500 manifestantes lo instaron a calmar su discurso.