El grupo japonés Nissan, afectado los últimos meses por un escándalo sobre la inspección de sus vehículos en Japón, anunció el viernes haber descubierto nuevos problemas y el llamado a revisión de 150.000 vehículos.

Se trata de una mala noticia para Nissan, que atraviesa un difícil momento con la detención el pasado 19 de noviembre de Carlos Ghosn, revocado luego de la presidencia del consejo de administración del grupo automotor, por sospechas de malversación financiera.



Esta cifra se suma a los 1,15 millones de automóviles llamados a revisión desde la revelación, en el último trimestre de 2017, de malas prácticas en los controles llevados a cabo en las fábricas del archipiélago.



El llamado a revisión, que será oficialmente notificado el 13 de diciembre, «está limitado a Japón», precisó el constructor japonés en un comunicado.

Los modelos afectados son el Nota (E12), el Hoja (ZE1), el Juke (F15), el Sylphy (B17), el Cubo (Z12) y el Marzo (K13), producidos en la planta de Oppama (Japón); y el Atlas (F24), el Civil (W41), el Isuzu Elf (F24) y el Journey (W41), fabricados en la planta de Auto Works en Kyoto.

Desde noviembre de 2017, Nissan había presentado «contramedidas» para hacer frente a esta situación. Pero ello no bastó y el pasado verano boreal, tuvo que admitir la falsificación de valores en estas pruebas cuyo objetivo es medir el ahorro de combustible así como las emisiones de gas.

– ‘Problemas eliminados’-

Nissan asegura que esta vez «el conjunto de los problemas han sido eliminados» según declaró Seiji Honda, vicepresidente del grupo, durante una conferencia de prensa en la sede de Yokohama, en los alrededores de Tokio.

El constructor japonés, asociado al grupo francés Renault y a Mitsubishi Motors, destaca la «gran importancia de la implementación de 77 medidas» detalladas en septiembre pasado en el marco de una inversión de hasta 180.000 millones de yenes (más de 1.300 millones de euros), en especial para modernizar sus fábricas y centros.

El director de competitividad del constructor Yasuhiro Yamauchi había lamentado entonces «una muy escasa conciencia de la gravedad de la violación de normas de inspección» y acusó de ello a la obsesión por la «reducción de costes» en detrimento de «la seguridad, la calidad, y (el respeto al) medioambiente».

Interrogado el viernes sobre la eventual responsabilidad en este caso del exjefe de Nissan, Carlos Ghosn, llamado «cost killer» («asesino de costes»), Honda respondió: «de alguna manera, es posible». Pero añadió que «no se ha establecido un vinculo directo».

Frente a preguntas sobre la gobernanza de Nissan, llena de interrogantes tras el caso Ghosn, Honda afirmó que el grupo «está revisando el conjunto de sus procedimientos», y no solamente en sus centros de producción.