Edgar Galván, el nuevo testigo en el juicio contra Joaquín «El Chapo» Guzmán, declaró que trabajó para uno de los sicarios del Cártel de Sinaloa, quien tenía un cuarto insonorizado y con un sistema de drenaje especial, donde se cometían «ejecuciones espeluznantes».

 

El hombre de 41 años declaró ante el jurado ayer, cuando dijo haber colaborado del 2007 al 2011 con el asesino a sueldo Antonio ‘Jaguar’ Marrufo, dueño de una «sala de homicidios» donde mataban a miembros de cárteles rivales.

Edgar Galván una vez guardó un rifle de calibre .50, con el que posó para tomarse una fotografía (Foto: Oficina de Manhattan

De acuerdo con el testimonio Galván, este cuarto estaba construido para que los sonidos emitidos dentro no se escucharan afuera, así que es insonorizado; además tenía desagües en el piso, con los que se lograba una limpieza rápida después de las ejecuciones.



«Me llevó una vez a una casa, donde el piso era blanco, con baldosas«, dijo del lugar «donde mató a la gente».

«En esa casa, nadie sale», agregó Galván frente al jurado que busca condenar a Guzmán Loera.



Edgar Galván conoció al sicario Antonio ‘Jaguar’ Marrufo después de su divorcio,cuando aún un taxista en 2007.

Rápidamente se volvieron cercanos, por lo que Marrufo se convirtió en «amigo de la fiesta».

Galván comenzó a vivir en El Paso, Texas, donde inició a trabajar para el sicario, se lee en el New York Post.

Galván y Maruffo trabajaron juntos en el traslado de armas a través de la frontera para «limpiar» carteles rivales en la ciudad mexicana de Juárez,especialmente rifles de asalto AK-47 y una vez guardó un rifle de calibre .50, con el que posó para tomarse una fotografía.

El testigo explicó que mataban a todas las personas posibles, con tal de que «El Chapo» pudiera controlar el área; además admitió que portó un arma en dos ocasiones, en las que no apretó el gatillo.

Edgar Galván después trabajar cuatro años para el Cártel de Sinaloa en 2011, cuando se declaró culpable de posesión de narcóticos y armas de fuego. Hasta el momento ha cumplido ocho años de su sentencia que tiene que ser de 24.

El sicario Marrufo está preso en una prisión en nuestro país y ambos narcos se reunieron por última vez en 2010 cuando la policía de El Paso allanó una casa en la que almacenaban 40 AK-47, un lanzagranadas, chalecos antibalas y municiones.