Ante la esperanza de algunos funcionarios y empresarios dominicanos de lograr una revisión del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta) para poder sacar más provecho de dicho convenio, ahora se da a conocer que la permanencia de República Dominicana en este acuerdo comercial se ve amenazada por el gobierno de Donald Trump, así como también peligra la de El Salvador y Nicaragua.

Recientemente, el ministro de Agricultura, Osmar Benítez, había dicho que República Dominicana estaba en los aprestos de solicitar una revisión del DR-Cafta y que para eso ya contaba con la autorización del presidente Danilo Medina.



Indica el periódico Diario Libre que  la diputada Faride Raful alertó a la República Dominicana sobre las intenciones del presidente estadounidense de sacar de este convenio a la República Dominicana y otros dos países y pidió la unión de todos los dominicanos para enfrentar esta situación.



“La noticia de que el gobierno USA estudia expulsar a RD del DR-Cafta debe mover a todos los sectores de la nación a diseñar un plan de acción que evite una medida cómo esa, que nos afectará a todos”, escribió en su cuenta de Twitter la legisladora del Partido Revolucionario Moderno (PRM) al citar una información publicada en un periódico de Estados Unidos, El Nuevo Herald en la que se muestran las intenciones del gobierno de Trump.

Texto completo de la noticia publicada en El Nuevo Herald:

Ahora que el gobierno del presidente Donald Trump negoció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), estudia expulsar a varios países del acuerdo paralelo, el Tratado de Libre Comercio con República Dominicana y Centroamérica (CAFTA-DR).

Funcionarios federales están estudiando el acuerdo, firmado en el 2005 con seis naciones latinoamericanas, para determinar si pueden bloquear el acceso preferencial de Nicaragua, República Dominicana y El Salvador al mercado estadounidense sin afectar el resto del acuerdo.

“Estamos muy preocupados con el avance de Nicaragua hacia el autoritarismo, y los lazos cuestionables de República Dominicana y E Salvador”, dijo un funcionario. “Como Estados Unidos ha dejado en claro, no permitiremos que nuestros acuerdos comerciales, incluido el CAFTA-DR, se conviertan en una puerta trasera para beneficiar a economías que no respetan el mercado y son actores represivos en la región”.

Sacar a esos tres países del CAFTA, o el CAFTA-DR, como se le conoce mejor, no necesariamente les impediría vender sus productos en Estados Unidos, pero estarían sujetos a aranceles más elevados, que estaban en vigor antes del acuerdo, firmado en el 2005.

El hecho de que Estados Unidos esté poniendo la mira en ese acuerdo no es necesariamente una sorpresa. Desde que el presidente Trump anunció planes para renegociar el TLC de América del Norte, líderes de toda la región esperaban que en su momento el gobierno fijara su atención en otros acuerdos y aplicaría cambios similares. El TLCAN fue una especie de patrón para el resto de los 11 acuerdos de libre comercio entre Estados Unidos y países latinoamericanos.

Nicaragua, El Salvador y la República Dominicana son países que recientemente se han visto en la mira de Trump.

El gobierno de Trump ha impuesto sanciones y presión política y económica en Nicaragua en momentos que el gobierno del presidente Daniel Ortega ha aumentado su poder autoritario. Washington retiró sus embajadores de El Salvador y República Dominicana hace unos meses después que los dos países rompieron relaciones con Taiwán en busca de un acercamiento, un adversario comercial de Estados Unidos que Washington ha acusado de “actividad económica predatoria”.

Pero el CAFTA en realidad nunca fue un tratado de comercio.

Cuando el Congreso ratificó el acuerdo, el presidente George W. Bush dijo que era una vía para que Estados Unidos apoyara la democracia y las reformas económicas después de años de guerra civil e insurgencia comunista.

“Una parte del mundo que una vez se caracterizó por la agitación y la dictadura ahora ve su futuro en elecciones libres y libre comercio, y no podemos dar estos avances por definitivos”, dijo el entonces presidente George W. Bush. “Al transformar nuestro hemisferio en una poderosa zona de libre comercio, impulsaremos la gobernanza democrática, los derechos humanos y la libertad económica para todos”.

Eric Farnsworth, quien participó en las negociaciones del TLCAN como funcionario del representante comercial de Estados Unidos y posteriormente presionó a favor del CAFTA, dijo que es lógico que Estados Unidos quiera determinar si Nicaragua debe seguir recibiendo acceso especial al mercado estadounidense después de “haberse salido del camino democrático”.

“El comercio es una herramienta, pero no es una panacea”, dijo Farnsworth, quien ahora es vicepresidente del Consejo de las Américas en Washington. “El asunto es: ¿está llevando el comercio a los resultados que buscamos o sencillamente es un salvavidas económico de una dictadura autoritaria? Eso es lo que tenemos que estudiar con cuidado”.

La preocupación con El Salvador y República Dominicana es si su pertenencia al CAFTA le ha dado a China una puerta de acceso al mercado de Estados Unidos.

El gobierno considera que el programa global de préstamos de China, la llamada Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Sede, como una trampa de endeudamiento que alimenta una mayor dependencia económica.