El líder opositor venezolano Juan Guaidó advirtió  que la presión contra el gobierno de Nicolás Maduro «apenas comienza» y anunció un paro «escalonado» de funcionarios públicos, un día después de su desafiante regreso al país, tras haber burlado una prohibición de salida.

Guaidó, reconocido como mandatario encargado por más de 50 países, se reunió con dirigentes sindicales apostando a que los funcionarios públicos apoyen sus esfuerzos para sacar del poder a Maduro.



«Pensaban que la presión máxima había llegado. Sépanlo claramente que la presión apenas comienza», lanzó Guaidó tras el encuentro en Caracas.

El también jefe del Parlamento logró reactivar las protestas y estrechar el cerco diplomático contra Maduro desde que el pasado 23 de enero se juramentó como presidente interino, luego de que el Legislativo de mayoría opositora declarada al gobernante como «usurpador».



«Aquí está el presidente encargado de Venezuela dándole la cara a los trabajadores, al trabajo con dignidad, sin que les regalen nada», añadió Guaidó, quien promueve un «gobierno de transición y elecciones libres» aduciendo que el segundo mandato iniciado por Maduro en enero es resultado de elecciones tramposas.

Como parte de su presión contra el mandatario socialista, el legislador de 35 años busca ahora arrebatarle el control de la burocracia estatal, que considera «secuestrada por los chantajes y las persecuciones».

Según Guaidó, los representantes de los trabajadores le propusieron avanzar hacia un «paro escalonado en la administración pública», aunque no dio detalles.

Durante la era chavista, el sector público llegó a tener entre 4 y 4,5 millones de trabajadores, pero esa cifra pudo haberse reducido a raíz de la grave crisis económica, que incluye una contracción del PIB de 50% desde 2014, hiperinflación y escasez de bienes básicos.

– «Ahogados en contradicciones» –

Con tono retador tras su multitudinario recibimiento el lunes a su llegada a Caracas, Guaidó dijo que el silencio oficial frente a su retorno muestra las contradicciones en el círculo del «dictador», como se refiere a Maduro.

Sus seguidores temían que fuera arrestado al llegar a Venezuela, de donde salió el 22 de febrero para presionar infructuosamente por el ingreso de donaciones de Estados Unidos en alimentos y medicinas desde Colombia.

Maduro lo impidió al bloquear los accesos por las fronteras terrestres y marítimas, alegando que la ayuda era el pretexto para una intervención militar estadounidense en el país con las mayores reservas de petróleo.

«Están ahogados en contradicciones. No tienen cómo responder al pueblo de Venezuela», dijo Guaidó a periodistas al ser interrogado sobre cómo explica que no haya habido aún alguna reacción de parte del gobierno de Maduro a su regreso.

Antes de su vuelta a Caracas, Maduro había declarado que Guaidó tendría que encarar a la justicia, por haber evadido la prohibición de salida del país.

El gobernante, que declaró asueto por carnaval del 28 de febrero al 5 de marzo, participa este martes en un homenaje por el aniversario de la la muerte de su antecesor, Hugo Chávez, (1999-2013).

«Comandante Chávez (…), gracias a tus enseñanzas y a tu ejemplo hoy continuamos en lucha permanente contra los enemigos que intentaron apagar tu voz tantas veces. ¡Vivirás por siempre en cada victoria!», escribió Maduro en Twitter.

– Sector público paralizado –

Guaidó busca elevar la presión interna para desalojar a Maduro, luego de que el Grupo de Lima -integrado por Canadá y una docena de países latinoamericanos- descartara su apoyo a una intervención militar, una alternativa que el gobierno de Donald Trump mantiene sobre el tapete.

Para ello pretende volcar a su favor a los empleados públicos, con algunos de cuyos dirigentes se reunió este martes. El oficialismo conserva su influencia en buena parte de la cúpula sindical.

«El paro escalonado es una propuesta de los trabajadores públicos para que más nunca trabajen para la dictadura», sostuvo en una rueda de prensa, en la que anunció una ley para proteger a los funcionarios de eventuales despidos.

En la cita de este martes participaron sindicalistas petroleros, de las industrias básicas, gobernaciones, alcaldías, hospitales y la banca pública, entre otros, dijo a la AFP la dirigente Ana Yánez.

«La administración pública está prácticamente paralizada. En las alcaldías van a trabajar solo tres veces a la semana y apenas medio día», comentó Yánez.

El salario mínimo en Venezuela apenas alcanza para dos kilos de carne por un hiperinflación que el FMI proyectada en 10.000.000% para 2019.