Se sabe que el alcohol provoca profundos cambios en la función mental. Para ahondar más profundamente en el tema, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) realizaron una investigación sobre los patrones de uso de energía y la actividad neuronal cerebral, y para observar cómo el alcohol afecta al cerebro.

En estudios anteriores, los científicos de los NIH demostraron que el alcohol afecta significativamente el metabolismo de la glucosa en el cerebro, una medida del uso de la energía, así como la actividad de ciertas regiones cerebrales.



Ahora, observaron a través de diversas técnicas de imagen cómo la energía que garantiza el funcionamiento normal del cerebro se interrumpe por el consumo excesivo de alcohol. En palabras simples, el alcohol le quita energía al cerebro para funcionar a pleno.

«El cerebro utiliza mucha energía en comparación con otros órganos del cuerpo, y la asociación entre la actividad cerebral y la utilización de la energía es un marcador importante de la salud cerebral», dijo el Dr. George Koob, director del Instituto Nacional de Abuso del Alcohol y Alcoholismo (NIAAA).



Cómo se hizo el estudio

Los investigadores combinaron técnicas de imágenes del cerebro para medir el metabolismo de la glucosa y la actividad neuronal para obtener nuevas medidas de la energía utilizada por las diferentes regiones de cerebro.

En un grupo de voluntarios sanos, observaron que las diferentes regiones del cerebro que sirven para distintas funciones tienen una potencia y un gasto energético diferente. Luego investigaron los efectos del alcohol al evaluar a un grupo de personas que incluían bebedores ligeros y bebedores pesados y encontraron que la exposición aguda y crónica al alcohol afecta el poder de las diferentes regiones cerebrales.

Los grandes bebedores están en problemas en cuanto a su desempeño mental, ya que se comprobaron los efectos tóxicos de la exposición prolongada al alcohol en las células del cerebro. “En los grandes bebedores, vimos menos poder regional, por ejemplo, en el tálamo, la puerta sensorial y la corteza frontal del cerebro, implicados en la toma de decisiones», dijo el Dr. Shokri-Kojori, uno de los autores.

Los investigadores también encontraron una disminución de la potencia visual durante la exposición aguda al alcohol. Y este daño fue más intenso al momento de estar ebrio.

Los científicos llegaron a la conclusión de que, a pesar de que los bebedores ligeros reportan menos daño que los bebedores pesados, el consumo excesivo de alcohol lleva al cerebro a tener que desempeñarse con menos energía.

¿Hay un nivel seguro de consumo de alcohol?

A mediados de 2018 se publicaron dos estudios contundentes en contra del alcohol: en uno -publicado en The Lancet- los científicos concluyeron enfáticamente que no hay ningún nivel de consumo seguro de alcohol.

Éste fue catalogado por los expertos como uno de estudios más completos sobre el consumo de alcohol jamás realizado, donde se analizaron más de 600 investigaciones con datos de 28 millones de personas de 195 países y donde los científicos aseguran que por el costo que implica para el organismo, no se debería beber alcohol.

En el segundo estudio, publicado en la revista Addiction se analizaron datos de 1,163 participantes provenientes de 19 estudios. Los expertos observaron que durante la resaca, la atención sostenida y la velocidad psicomotora se dañan. Por lo tanto, concluyeron que “Las resacas del alcohol pueden derivar en funciones cognitivas deterioradas y obstaculizar el desempeño de tareas cotidianas como conducir”.

Fuente Holadoctor.com