Los tatuajes han recorrido un largo camino hasta vivir una explosión que trasciende clases sociales y géneros.
Sus orígenes son milenarios, nacidos como señas de identidad de culturas tan distantes como la polinésica o las andinas. En los siglos XVIII y XIX se identificaban con la vida marinera pero también con ambientes carcelarios y marginales, estigma que se mantuvo hasta el último tercio del siglo XX.
Ahora no es raro ver personas tatuadas que superan los 50 años, ejecutivos que presumen de complejos dibujos en el antebrazo, y en ambientes como el del fútbol lo extraño es ver a algún jugador sin ningún tatuaje.
Hay sectores más abiertos a contratar a personas que exhiben estos dibujos en la piel, como algunos segmentos del ocio (bares y discotecas) o tiendas de ropa urbana o juvenil. Pero en otros hay fuertes resistencias.
Otros segmentos reticentes son los que exigen a sus empleados ciertas condiciones de vestimenta y de presencia, ya sea para atender al público o por los códigos internos que aplica cada empresa.
Entre estos se encuentran el sector bancario, los restaurantes de una mayor categoría, el ámbito educativo (sobre todo si es de educación infantil, primaria o de bachillerato) y el aeronáutico.
En muchas aerolíneas precisan, entre los requisitos para sus aspirantes, tener “buena presencia, sin piercings ni tatuajes visibles”. Este mismo punto es remarcado por las Fuerzas Armadas.
¿Qué dice la Constitución?
Artículo 39.- Derecho a la igualdad. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal.
En consecuencia: 1) La República condena todo privilegio y situación que tienda a quebrantar la igualdad de las dominicanas y los dominicanos, entre quienes no deben existir otras diferencias que las que resulten de sus talentos o de sus virtudes.
Pero hay una gran zona gris. “El derecho a la imagen física choca con el derecho de la libertad de empresa” para contratar a quien considere, o a establecer criterios de imagen para su personal.
En caso de que una persona sea contratada y al poco tiempo se haga un tatuaje, existe la posibilidad de que entre en conflicto con la imagen corporativa de la empresa. Y si por esta razón se produce un despido, es difícil determinar si este es improcedente, y “hay que estudiar caso por caso”,
“Lo que no se puede hacer es obligar a la persona a borrar los tatuajes. Sería inviable porque estaríamos hablando de un choque con la integridad física”, puntualizan los especialistas en temas laborales. Cabe recordar que el borrado es un proceso tanto o más largo que la realización de un dibujo y más costoso.
El código de conducta, que alcanza a la vestimenta, está más extendido o al menos es más preciso en las grandes empresas, precisa la doctora en psicología y especialista en recursos humanos Miriam Díez. “Los tatuajes son símbolos que se han extendido y democratizado”, indica, y este proceso tiene que ver con que “las esferas de lo público y lo privado se han diluido”, y ahora el filtro de las empresas también pasa por un análisis de las redes sociales.
Porque tanto llevar un dibujo en el cuerpo como los registros que hacemos en Facebook o Instagram “siempre generan un impacto en los demás”, indica Díez, coordinadora en Escodi (Escola Universitaria de Comerç).
Entre la imagen de empresa y la pérdida de talento
Los procesos de selección son diferente en cada país: en el mundo anglosajón los currículum vitae no llevan fotos “ni datos de raza o sociales que puedan influir en la empresa”.
En este sentido, no contratar a una persona con tatuajes no siempre redunda en un beneficio para la compañía. “Hay algunas empresas que pierden talento por discriminar a los candidatos por su imagen”, puntualiza la ejecutiva de Adecco.
Por ello Díez lo ve como un camino de ida y vuelta: no se trata solamente de que la empresa elija a un empleado, sino que el aspirante también tiene que tener claro cuáles son las reglas del juego de la empresa, y si las acepta.
Una compañía es libre de buscar un candidato y prevalecer su política de imagen, “pero los trabajadores somos libres de decir, en caso de que no acepten a alguien con tatuajes, ‘en este tipo de empresa no quiero trabajar’”.
Con información de La Vanguardia
Personal e independientemente de lo que digan las leyes, no contrataría a nadie que visiblemente usara un tatuaje. No veo el porqué dañarse la piel si eso no hace a una persona más poderosa que otra por el solo hecho de tenerlo. Lo que pasa que es que nadie va a decirle a esa persona que no va a contratarla por el tatuaje, hay otras formas de justificación para no hacerlo sin que se le haga saber a la persona que es por el tatuaje. Rep Dom tiende a copiar todas las costumbres de otros países pero estamos a 1,000 años luz de poder hacer buenos cambios en otras facetas. Cuando veo a un pobre diablo que en su casa no tiene ni para comprar comida y andan luciendo un tatuaje de vacano, dá grima. La joven que se toma un selfi mostrando el tatuaje que tiene en la espalda baja y el fondo es una pared que no le cabe más sucio, es otra situación. En vez de invertir en educación se peocupa más por un tatuaje. Otro es al que le faltan tres dientes pero mejor invierte el dinero en tatuajes. En resumen, no voy con nada de eso de tatuajes. Respeto la opinión de los demás pero así pienso yó.
Estoy 120% de acuerdo.
La seriedad del articulo se cayo en el mismo momento que dijo «quebrantar la igualdad de las dominicanas y los dominicanos» La filosofía de lo «políticamente correcto» esta arruinando este mundo. (Los Dominicanos) es un plural, lo dice TODO, no es necesario una redundancia RIDÍCULA solo para congratularse con un grupo de locos que han jodido al mundo ahora hasta con uno de los idiomas mas ricos y completos del mundo como lo es el Español.
Por otra parte, la libertad de uno termina donde empieza la del otro y es por eso con todas estas «nuevas políticas» de que «todos somos iguales» y favoreciendo a las «minorías» se esta destruyendo lo que nos ha costado tanto tiempo construir, «Nuestra Civilización» Cada empresa tiene su política y si usted aspira a trabajar en un lugar tiene que atenerse a las reglas de ese lugar y simplemente si no las llena usted no califica, así de simple. Si se ofende por eso problema suyo, no es su empresa, no es su capital, no es su inversión, es solo la regla única en mi casa mando yo. Suena RADICAL, si, porque ahora todo lo que se hable con sensatez, y razón absoluta es radical e «intolerante» si a las «nuevas políticas» de lo ridículo vamos donde porque yo soy así usted tiene que aceptarlo y puedo pasar por encima de su criterio porque yo soy importante. Pues nuevamente repito, el mundo mantendrá su armonía solo cuando se entienda que TU libertad, termina donde empieza la mía, no tiene nada que ver con los susodichos derechos humanos.
Me quedé pensando si esto no lo escribí yo y lo había olvidado, pero veo que fuiste tú, con la rigurosidad y precisión que creo hubiera usado yo.
Excelente comentario. Sin desperdicios.
En definitiva, no somos iguales (los habitantes de un lugar, miembros de un grupo, etc), tenemos capacidades y talentos diferentes. Pero hay una tendencia a desnaturalizar las cosas.
Y ya que mencionas los «derechos humanos», esa vaina se ha convertido en la excusa para que un grupo de delincuentes apoye a sus pares, más que a aquellos que realmente necesitan de justicia.
Así mismo es.
Lamentablemente son pocas las personas hoy en día que se atreven a dar la cara a estas nuevas «modas progres» de lo ridículo por el miedo a ser tachados de «intolerantes» si seguimos así este mundo no llegara al año 2050. Ya que la sociedad ahora mismo se esta autodestruyendo.
Pero los pocos que quedamos que no les tenemos temor alguno a estos «psicópatas no claudicaremos nuestras voces con tal de hacer entender a los pocos sensatos que hablen cuando tengan que hacerlo, ningún grupo puede imponerse por encima del resto, tratar de imponer a las personas a hacer lo que sus, creencias, conciencia, disciplina o educación no harían eso es fascismo crudo y simple.