Reutilizar el aceite es muy común en muchos hogares o industrias de servicios alimenticios y suele ser visto como un hábito inofensivo. Sin embargo, un nuevo estudio analizó el impacto de esta práctica y encontró que podría aumentar el riesgo de cáncer de mama.

El cáncer de mama se origina en las células de los pechos, normalmente en las mujeres, aunque también pueden padecerlo los hombres. Se estima que 1 de cada 8 mujeres estadounidenses (aproximadamente el 12%) lo desarrollará a lo largo de su vida.



Según la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (ACS), afectaría al 10% de las mujeres hispanas en EE.UU.

Existen muchos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollarlo. Algunos no son modificables, como la edad, el sexo o la genética, mientras que otros sí, como la falta de actividad física, el sobrepeso, la obesidad o el consumo de alcohol.



Diferentes estudios coinciden que las mujeres que consumen 3 bebidas alcohólicas por semana tienen un riesgo 15 % más alto de padecer cáncer de mama que aquellas que no lo hacen.

Pero, podría sumarse un nuevo factor a la lista. Según la nueva investigación de la Universidad de Illinois, EE. UU., el aceite de cocina que ha sido recalentado repetidamente a altas temperaturas, causaría cambios genéticos que favorecerían el desarrollo de este tipo de cáncer. Sus resultados se publicaron en Cancer Prevention Research.

Un hábito peligroso

Para analizar el efecto de este fenómeno, los científicos realizaron sus experimentos en dos grupos de ratones que fueron alimentados con diferentes dietas durante 16 semanas.

El primero consumió aceite de soja fresco (normalmente utilizado por las industrias de servicios alimentarios) sin calentar, el segundo consumió aceite recalentado.

ras finalizar el período de alimentación, inyectaron en los roedores un tipo de célula de cáncer de mama avanzado. Luego de 20 días de esto, encontraron que los tumores de los ratones que consumieron el aceite reutilizado crecieron más de 4 veces en comparación al otro grupo. Además sus pulmones también se vieron afectados.

«Hubo el doble de tumores en el pulmón, y fueron más agresivos e invasivos», dijo el director de la investigación, William G. Helferich, profesor de ciencias de la alimentación y nutrición humana.

Según los expertos, cuando el aceite se reutiliza repetidamente unos compuestos, llamados triglicéridos, se descomponen y producen la liberación de acroleína, un químico tóxico que tiene propiedades cancerígenas. Este fenómeno también puede producir complicaciones como aterosclerosis y enfermedades cardíacas.

Qué esconde el aceite

El control de triglicéridos y ácidos grasos, sustancias que se utilizan en los aceites, muchas veces no son regulados. En Europa las normas permiten que los restaurantes utilicen aceite que contiene hasta un 24% o 27% de estos compuestos.

Como referencia, Helferich señaló que «el aceite utilizado en el estudio actual tenía aproximadamente un 15%, mientras que el aceite fresco contiene entre 2% y 4%».

El coautor y profesor de química alimentaria, Nicki J. Engeseth, agregó «Debido a que no existen regulaciones en EE. UU., es realmente difícil para nosotros evaluar lo que sucede fuera. Pero lo importante es que los alimentos que están fritos absorben bastante de estos aceites».

Con ello, los expertos indicaron que, aunque no consumimos el aceite directamente, si lo hacemos a partir de los alimentos fritos.

«El mayor temor de los sobrevivientes de cáncer de mama es la recurrencia, y la mayoría de ellos tienen células tumorales inactivas que circulan en su sangre», dijo Helferich.

Según el autor, una mala alimentación podría activar estas células y generar un ambiente «fértil» para crezcan o vuelvan a desarrollarse.

Fuente Holadoctor.com