( Ministerio en Contacto) Durante mi primer pastorado en las montañas de Carolina del Norte, viajaba por toda la zona para conocer gente, hablarles del Señor e invitarles a la iglesia. Todos decían creer en Dios, aunque muchos no tenían ningún interés en la iglesia o en la Biblia, y sus vidas no mostraban evidencia de salvación. Dudaba que cualquier fe que tuvieran les llevaría al cielo.

Creer en vano es a lo mejor más común en la iglesia de lo que nos gustaría admitir. Algunas personas asumen que son cristianas por el solo hecho de haberse criado en una familia cristiana, o porque han asistido a la iglesia desde la infancia. A veces, creen en la realidad del Señor Jesús, de la misma manera que están seguros de que George Washington existió.



Pero también hay muchas personas que limitan a propósito lo que creen acerca de Cristo y su Palabra. No quieren una fe que les exija abandonar sus pecados y cambiar su estilo de vida. Si se les pregunta qué creen, pueden responder que su fe es un asunto privado.

A otras personas se les ha hecho pensar que son salvas debido a una experiencia. Pueden haber escuchado una confusa invitación a hacer del Señor Jesús una parte de su vida, o tal vez un encuentro en una iglesia les hizo sentirse cerca de Dios.



El pasaje de hoy es una advertencia seria. ¿Cómo podemos estar seguros de que nuestra fe es genuina y nuestra salvación segura? El Señor Jesús dijo que la prueba está en nuestra obediencia a la Palabra de Dios. Si estamos en Cristo, la evidencia se hará evidente por medio de nuestro carácter, conducta y conversación.

Fuente encontacto.org