Washington, Estados Unidos. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, condenó el lunes la ideología racista del supremacismo blanco, sospechosa de causar uno de los dos tiroteos masivos que enlutan al país, pero evitó hablar de las armas de fuego y de las acusaciones sobre su retórica incendiaria.

Dos masacres el fin de semana, perpetradas por atacantes blancos en El Paso (Texas), fronteriza con México, y Dayton (Ohio), dejaron 29 muertos, según las autoridades estadounidenses. El canciller mexicano dijo que siete de las víctimas son mexicanas.

En un mensaje a la nación televisado desde la Casa Blanca, Trump describió los tiroteos masivos como un «crimen contra toda la humanidad», y ofreció sus condolencias a México por los fallecidos en El Paso.

«Nuestra nación debe condenar el racismo, el fanatismo y la supremacía blanca. Estas ideologías siniestras deben ser derrotadas. El odio no tiene lugar en Estados Unidos. El odio deforma la mente, devasta el corazón y devora el alma», dijo.

Pero prefirió denunciar «la glorificación de la violencia», afirmando que internet ha radicalizado las «mentes perturbadas», antes que referirse a la disponibilidad inmediata de armas de fuego como el principal problema detrás de la epidemia de violencia armada en Estados Unidos.

«Debemos reconocer que Internet ha proporcionado una vía peligrosa para radicalizar las mentes perturbadas y realizar actos dementes», dijo Trump, mencionando además los «horripilantes y espeluznantes videojuegos que ahora son comunes».

El presidente no dijo nada en su discurso con respecto a restringir el acceso en Estados Unidos al tipo de armas poderosas que se usan habitualmente en los tiroteos masivos cada vez más frecuentes.

Antes de su mensaje televisado, había tuiteado que debería considerarse una mayor verificación de antecedentes en el momento de la compra de armas y sugirió que cualquier reforma de la ley de armas debería estar vinculada a los cambios en las leyes de inmigración.

Nada de esto dijo al dirigirse a la ciudadanía, sino que puso el foco en las enfermedades mentales.

«Debemos reformar nuestras leyes de salud mental para identificar mejor a las personas con trastornos mentales que pueden cometer actos de violencia y asegurarnos de que esas personas no solo reciban tratamiento, sino cuando sea necesario, confinamiento involuntario», afirmó en su alocución.

«La enfermedad mental y el odio aprietan el gatillo, no las armas», opinó.

Trump dijo además que los culpables de matanzas deberían enfrentar la pena de muerte, que está prohibida en casi la mitad del país, y pidió que «esta pena capital se aplique de forma rápida, decisiva y sin años de retraso innecesario».