¿Alguna vez ha tratado de contar sus bendiciones? No importa cuán larga pueda ser la lista, apenas se acercaría a la realidad. Solo el Señor puede revelarnos todas las formas en que nos ha guiado y bendecido. Pero las Sagradas Escrituras nos ayudan a reconocer las bendiciones asombrosas que tenemos en Cristo.

Por ejemplo, el pasaje de hoy enseña que no perdemos nada por ser generosos. Dios nos llama a dar con alegría, generosidad y de buena voluntad. Cuando lo hacemos, el Señor nos bendice con su gracia abundante (2 Co 9.6-8).



La gracia de Dios…

FLUYE HACIA NOSOTROS. Nuestro Padre celestial nos promete suficiencia en todo para satisfacer nuestras necesidades, nos provee más para que demos, y aumenta nuestra justicia. De hecho, dice que seremos enriquecidos en todo por nuestra generosidad (2 Co 9.11).



LLEGA HASTA LOS DEMÁS. Cuando las necesidades que nos rodean son satisfechas por medio de nuestra generosidad, algunas personas comenzarán a relacionar nuestra entrega con la obediencia a Dios; y a medida que se forma un vínculo de comunión, dichas personas comenzarán a orar por nosotros (2 Co 9.13, 14).

TRAE GLORIA A ÉL. Nosotros no somos los héroes en la historia; es el Señor. Nuestra obediencia y nuestra dependencia del Altísimo demuestran que es Él quien nos proporciona los medios para dar. Y quienes reciben lo que les proveemos, glorificarán a Dios, que es la fuente final de provisión (2 Co 9.13).

No permita que el razonamiento humano o el temor de no tener lo suficiente le impidan experimentar la abundante gracia que Dios derrama sobre quienes lo obedecen.

Fuente Encontacto.org