(AP) – Golpeados, privados de alimentos y encadenados, por segunda vez en un mes, la policía del norte de Nigeria allanó un edificio donde cientos de varones estaban retenidos en condiciones infrahumanas, dijeron las autoridades.

Este edificio se encuentra en la ciudad natal del presidente Muhammadu Buhari, lo que supone una presión mayor para que tome medidas contra la práctica de enviar niños a escuelas regentadas por maestros islámicos en lugar de instituciones convencionales.

Se arrestó al dueño del edificio y varias personas más y se rescató a 67 niños. Varios grupos salieron en busca de los que habían escapado. Las familias habían inscrito a varios de los niños para que estudiaran el Corán. A otros que habían sido delincuentes o adictos a las drogas los habían enviado allí para “remodelar su carácter”.

La policía dijo que el propietario, Bello Mai Almajirai, de 78 años, “está en el negocio desde hace más de 40 años y ahora que se ha vuelto viejo ya no es capaz de dirigir la escuela islámica de rehabilitación”.