El gasto en combustible es una de las principales preocupaciones de los conductores, pero hay formas de reducirlo.

Chequea estas 7  maneras de ahorrar gasolina (y una de ñapa) 



Elegir bien la gasolinera

Cerca de casa conocemos las gasolineras más baratas, pero al llegar al destino también debemos hacer una comparativa de precios en las diferentes estaciones de servicio de la zona, ya que pueden existir diferencias apreciables entre ellas. No se trata de recorrer decenas de kilómetros para repostar, pero en distancias asumibles hay que decantarse por la más barata, obviamente. La afluencia de clientes puede ser una buena pista para localizar las que tienen precios más ventajosos.

Buscar el momento

No hay que repostar en cualquier momento: los precios de los combustibles sufren constantes fluctuaciones por diferentes motivos, y no solo relacionados con la materia prima. Por ejemplo, las propias estaciones de servicio o las empresas petroleras aplican su baremo particular, generalmente relacionado con la demanda. Repostando a comienzos de semana podremos ahorrar respecto a hacerlo durante el fin de semana, cuando el incremento de tráfico es evidente.



Técnica del repostaje

El depósito debe llenarse aplicando media presión al gatillo de la manguera, porque apretando a tope se generan más gases y se incrementa la evaporación. Al acabar la operación, ya sin accionar el pulsador, hay que girar la boquilla para que caiga el combustible acumulado. No se logrará un gran ahorro, pero ayuda.

No apurar el depósito

No tiene sentido apurar el depósito de gasolina, por varias razones. Además de que podemos quedarnos sin combustible en cuanto surja alguna complicación (una gasolinera cerrada, un atasco o un desvío), en términos de ahorro la mayor presencia de aire en el depósito propicia que la evaporación aumente. Por si fuera poco, cuando el nivel es muy bajo la bomba puede succionar con más facilidad la suciedad acumulada en el fondo.

Desprenderse de lo innecesario

En puentes y vacaciones se suele cargar el coche más de lo habitual, pero para movernos en nuestro destino es fundamental aligerar el vehículo: conviene descargar todo el equipaje y desmontar la baca, el baúl o el portabicis, si es que hemos recurrido a ellos para el viaje: su penalización aerodinámica incrementa muchísimo los consumos.

Presión de los neumáticos

Es importante circular con la presión correcta en los neumáticos, por seguridad y por economía. Si están desinflados aumenta su rozamiento con el asfalto y, por tanto, el motor necesita un esfuerzo mayor para vencer esa resistencia, incrementándose el consumo hasta un 20%. Conviene revisar las presiones al menos una vez cada dos semanas y desde luego siempre antes de iniciar un viaje.

Ajustar la velocidad

Al margen de los consejos habituales de una conducción eficiente, en los viajes por carretera debemos prestar especial atención a la velocidad. Un incremento de 20 km/h se traduce en un aumento del consumo en torno al 45%, con lo que resulta evidente que debemos ajustar el ritmo a parámetros razonables y que, además, nos ayudará a evitar sanciones por exceso de velocidad.

 Dejar el vehículo parado…

Todos conocemos las ventajas y posibilidades de desplazarse en automóvil, pero una vez en el destino, y en distancias cortas, es muy aconsejable dejar el coche aparcado y recurrir a otros medios de transporte, desde el público a la bicicleta. Podremos ahorrar gasolina y nos beneficiaremos de un cambio de hábitos que también nos ayudará a desconectar de lo cotidiano.