Durante la denominada “Operation Emerald Crush” (Operación Esmeralda Aplastada), llevada a cabo por el FBI, la DEA, policías locales y otras agencias de la ley, 18 pandilleros de Los Trinitarios fueron arrestados, entre ellos, uno de 63 años de edad, siendo más de la mitad de un grupo de 32 sospechosos, acusados por narcotráfico, tráfico de armas y otros crímenes graves.

Los fiscales dijeron que los pandilleros trinitarios “están cableados” para la violencia y vinculados a una variedad de crímenes violentos graves que cometían en el área Greater Lawrence (El Gran Lawrence) en esa ciudad de Massachusetts.



Los sospechosos, fueron acusados formalmente en la corte federal del distrito de Boston, y los más jóvenes pertenecen a una célula llamada “”Baby Trinis”, que vendían armas de fuego y eran reclutados en las escuelas secundarias de Methuen y Lawrence, dijo el agente especial a cargo de la división del FBI en Boston, Joseph Bonavolonta.

La operación, formó parte de una investigación local, estatal y federal contra armas, drogas y actividades ilegales de pandillas, dijeron los fiscales y las agencias de la ley en una conferencia de prensa.



Unas 79 armas de fuego fueron incautadas en la operación, incluyendo pistolas y rifles de asalto.

“Como pueden ver, están interconectados para la violencia”, dijo Bonavolonta sobre los trinitarios. “Creemos que están involucrados en todo, desde el narcotráfico, el robo a mano armada, las invasiones a hogares, los secuestros y los tiroteos”.

Los acusados en la Operación Emerald Crush son residentes de las ciudades de Methuen, Lawrence, Haverhill, Lynn y Salem, del estado de Massachusetts.

Dos menores fueron capturados en el operativo.

La investigación que duró un año culminó el viernes de la semana pasada por la mañana con las detenciones, dijo el fiscal federal de Massachusetts, Andrew Lelling, junto al jefe de la policía de Lawrence Roy Vasque, Bonavolonta y otros funcionarios policiales.

Vasque elogió a todos los que trabajaron en la investigación, señalando que sus esfuerzos son “excepcionales y muy necesarios”.

Entre investigadores se incluyeron detectives de la unidad contra pandillas y antinarcóticos de Lawrence.

“Son cosas como esta y lo que estamos haciendo diariamente nosotros mismos que pueden tener un impacto real en la comunidad. Creo que es un jonrón”, dijo Vasque.

Lelling dijo que los Trinitarios son una violenta pandilla callejera dominicana que se originó en las instalaciones de la prisión de Rikers Island en la ciudad de Nueva York en 1990.

Los funcionarios dijeron que los arrestados han vendido un gran número de armas de fuego y una variedad de sustancias controladas, incluyendo fentanilo, heroína y cocaína.

El fiscal Lelling también dijo que muchos de los acusados tienen extensas y violentas historias criminales, incluyendo un acusado con 54 arrestos en su historial por tráfico de drogas, delitos con armas de fuego, asalto y agresión contra un oficial de policía.

Bonavolonta, en sus observaciones, señaló que durante la operación, los investigadores compraron una gran cantidad de armas, 79 en total, a 17 sujetos en 44 ocasiones diferentes.

Los rifles M-4, AK-47, TEC-9, junto con pistolas, revólveres y dos chalecos antibalas, fueron confiscados junto con las otras armas y diecisiete de ellas fueron reportadas como robadas y dos fueron utilizadas en tiroteos, dijo.

«Uno de los sujetos nos vendió 27 armas. Otro nos vendió 16», dijo Bonavolonta. «Aparte de la oferta aparentemente interminable, lo que nos preocupa de manera igual es el hecho de que compramos cuatro de estas armas de fuego a menores».

Bonavolonta dijo esperar que se enviara un mensaje claro a través de la operación: «si usted está traficando armas y drogas en nuestras ciudades, se despertará una mañana con las fuerzas del orden en su puerta».

El fiscal destacó una importante iniciativa a nivel nacional anunciada la semana pasada por el Fiscal General de Estados Unidos, William Barr para combatir la violencia armada y hacer más para mantenerlas fuera de las manos de los delincuentes, pandilleros, los enfermos mentales y otros que podrían poner en peligro las comunidades.

Los acusados de tráfico y distribución de drogas, dependiendo de la cantidad, se enfrentan a cadena perpetua y 20 años de en prisión y multas de hasta 10 millones de dólares.

Los condenados por cargos federales de armas de fuego enfrentan hasta 10 años de prisión y una multa de 250,000 dólares.