La situación mejoró este jueves en los hospitales de Nueva York, suscitando un leve optimismo ante la pandemia de coronavirus que ha dejado más de 15.000 muertos en Estados Unidos, pero las autoridades advierten que aún está lejos el regreso a la normalidad, ya que no se descarta una segunda ola de contagios.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció un nuevo récord de fallecidos por COVID-19 en su estado, 799 en 24 horas, casi el mismo número que en países como Italia o España en lo peor de la pandemia.
Cuomo comunicó, sin embargo, un dato más alentador: nunca hubo tan pocas nuevas hospitalizaciones desde el inicio de la crisis en el estado de Nueva York. En las últimas 24 horas, sólo 200 nuevos pacientes con coronavirus tuvieron que ser ingresados.
La admisión en cuidados intensivos también está bajando, con sólo 84 personas ingresadas en el último día.
De seguir esa tendencia, la curva de fallecidos se aplanará en las próximas semanas.
Se ha evitado la penuria de camas de hospitales prevista por distintas estimaciones, dijo Cuomo, que insistió sin embargo en que la lucha no ha terminado.
«No podemos asumir que porque estamos viendo algunas señales positivas esto acabará pronto o que no habrán olas adicionales» del brote en el futuro, alertó el gobernador.
No habrá un levantamiento repentino del confinamiento decretado en el estado hace 18 días, advirtió Cuomo. Se procederá paso a paso, y primero habrá que realizar pruebas de detección de la COVID-19 a millones de trabajadores para comprobar quién tuvo el coronavirus y está por tanto inmunizado, pero el número de test disponibles aún está lejos de lo necesario.
– Un llamado a la paciencia –
Las miradas también se dirigen a Nueva Jersey, Luisiana o Michigan, donde el virus ha matado a miles de personas.
A pesar de los estragos causados por la pandemia, el presidente Donald Trump tiene prisa por reabrir el país y reimpulsar una economía devastada. Su secretario de Tesoro, Steve Mnuchin, consideró este jueves que las empresas podrán seguramente «reabrir» en mayo.
Pero el país deberá tener paciencia, insisten los expertos y responsables públicos, y la población tendrá que cambiar sus costumbres de forma duradera mientras no haya vacuna contra la COVID-19, dado el riesgo de una segunda ola de contagios.
En Estados Unidos, un país tan extenso como un continente, el coronavirus no golpea con la misma intensidad en todas partes. A modo de ejemplo, la capital Washington, a 350 km al sur de Nueva York, apenas se ha visto afectada por el momento, y las estimaciones de las autoridades locales prevén el pico de contagios a finales de junio.
El modelo de previsión más citado (IHME), que toma en cuenta cómo evolucionó la pandemia en China y en Europa, ha revisado varias veces a la baja en los últimos días la previsión de fallecidos en la primera ola de contagios en Estados Unidos: de 93.000 muertos, en un primer momento, se pasó a una estimación de 60.000 decesos.
El nivel más alto de contagios se alcanzará este fin de semana en el país, según ese modelo utilizado por la Casa Blanca, pero considerado demasiado optimista por algunos estados que prefieren utilizar varios tipos de estimaciones.
– «Una nueva normalidad» –
¿Cuándo llegará el ansiado final del confinamiento? No antes de junio, advirtió este jueves el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio.
El levantamiento de las medidas de cuarentena se hará de forma gradual y regional, explicó Anthony Fauci, director del Instituto Estadounidense de las Enfermedades Infecciosas y principal asesor de Trump sobre la pandemia.
Esto se debe a que las órdenes de confinamiento han sido decretadas a nivel de los estados y no a nivel federal por el presidente, que sólo ha dado consignas de distanciamiento y favorecer el teletrabajo hasta el 30 de abril.
Y sobre todo porque en algunas zonas el número de nuevos casos se sigue duplicando cada dos días.
En vez de un regreso a la vida de antes, hay que prepararse para una «nueva normalidad», dicen algunos expertos.
«Mientras la mayoría de la gente no tenga inmunidad, retomar nuestras actividades normales volverá a disparar los contagios», escribió Tom Frieden, exdirector de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades en Estados Unidos.
Frieden cree que las condiciones para cualquier desconfinamiento son: muchas más pruebas de detección disponibles; planes para aislar a los enfermos y poner en cuarentena a quienes hayan estado en contacto con ellos; y una mejoría general del estado de los hospitales para que puedan afrontar una nueva ola de contagios.
Es probable que los restaurantes retomen su actividad con un número limitado de mesas y que las escuelas no reabran todas al mismo tiempo.
Los estadounidenses tal vez puedan tomar vacaciones este verano boreal, dijo Fauci al canal CBS, pero sólo si continúan con las medidas de distanciamiento social.