El gobierno ruso autorizó el tratamiento de pacientes enfermos de COVID-19 con la hidroxicloroquina, un derivado del antipalúdico cloroquina, cuya eficacia es objeto de debate mundial.

En un decreto publicado el jueves por la noche, el gobierno ruso dio instrucciones en este sentido a las organizaciones médicas, precisando que China entregó a Rusia más de 68.000 cajas de este medicamento.



El texto fue publicado después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, mantuviera una conversación telefónica el jueves con su homólogo chino, Xi Jinping.

La hidroxicloroquina se distribuirá a los hospitales que tratan a los pacientes que han dado positivo en coronavirus o que se sospecha que están infectados.



La agencia rusa de control de los servicios médicos deberá, por su parte, asegurar un seguimiento para garantizar la seguridad y la eficacia del medicamento.

La hidroxicloroquina, así como la cloroquina, derivada de la quinina, se prescriben desde hace varias décadas para tratar el paludismo, un parásito transmitido por un mosquito.

Aunque son conocidos por tener propiedades antivirales, ambas tienen graves efectos secundarios, sobre todo si se administran en altas dosis o junto a otros medicamentos.

Algunos médicos y dirigentes piden que se administre ampliamente este fármaco, calificado de «regalo del cielo» por el presidente estadounidense, Donald Trump.

Pero una gran parte de la comunidad científica y de las organizaciones sanitarias piden esperar una validación científica rigurosa, y alertan sobre los riesgos para los pacientes.

Aunque estudios preliminares en Francia y en China concluyeron en resultados prometedores, la eficacia de la cloroquina y de la hidroxicloroquina «está por demostrar», según la Agencia Europea del Medicamento (EMA)».

A principios de abril, la EMA pidió que se usara solo en ensayos clínicos o «programas de urgencia».