“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”, esta es sin duda una de las frases más populares de Juan Pablo Duarte, considerado el Padre de la Patria. Hoy más que nunca sus palabras se mantienen con una vigencia extraordinaria, tal como si no hubiesen pasado más de 175 años.

La lucha de intereses partidarios y la ostentación del poder de unos que se quieren quedar y de otros que quieren entrar, ha llevado a muchos en sus afanes a adoptar posturas maquiavélicas con la finalidad de dominar la opinión pública a su favor, o en contra de su adversario.



A esto se suma el deseo marcado de manejar la percepción como arma política, encaminando acciones extraordinarias en favor de la sociedad, cuyo objetivo principal es conseguir simpatía en un momento trágico que encuentra al país gastando menos de un 2% de su PIB en salud.

En cada escenario como el sabotaje a las elecciones por parte de la misma Junta Central Electoral, lo ocurrido hace unas semanas en Puerto Plata con el Peregrino y ahora con el Humo del Vertedero de Duquesa, donde evidentemente hubo manos criminales siempre debemos preguntarnos ¿A quién perjudica el escándalo? ¿A quienes favorece la situación? Es allí donde radica el origen de todo, aunque tengan que sacrificar la población a muchos no les importará nada con tal de lograr su objetivo principal, ya sea de retener o conquistar el poder.



Observen con cautela como ocurren los eventos, cómo un tema saca del debate nacional a otro que mantenía una fuerte vigencia. Piense en los temas que acapararon la atención mediática antes de lo ocurrido en el vertedero de Duquesa.

Si el gobierno maneja de manera correcta las acciones para frenar el COVID-19 sin dudas le va a favorecer, de la misma manera que si ocurre lo contrario la población dominicana le pudiera castigar al momento de ejercer su derecho al voto.

La tragedia trae consigo un nuevo escenario político donde aparentemente nada está definido, ganará quien domine antes del 5 de julio la percepción, porque esta es una sociedad donde la mayoría no vota por ideales ni buenas propuestas sino por quien va a ganar y por quien haya resuelto más problemas en medio de esta pandemia.