La serie Valeria ha entrado pisando fuerte en Netflix. Ha sido la última producción española para la plataforma de streaming y, desde que se estrenó el pasado viernes, ha mantenido casi toda la semana el número 1 en el ranking de series más vistas. El gancho funcionó: una escritora en crisis, un matrimonio en la misma situación y la aparición de un chico que promete tirarlo todo por los aires. La historia de Valeria (Diana Gómez) se entremezcla con la de sus tres amigas. Pero la serie tiene un quinto protagonista: Madrid.

Basado en las novelas de Elísabet Benavent, Valeria no ha brillado en la crítica, como tampoco lo hicieron otras producciones españoles en la plataforma como Las chicas del cable. Pero eso no las ha privado de su éxito en audiencia. En el caso de este último estreno, la trama se envuelve dentro de un Madrid que ahora resulta nostálgico. Las cuatro amigas bebiendo en un bar, las plazas del centro, el ambiente nocturno y esa luz que embellece las calles de la ciudad a principios de primavera y verano.



Una vida sin pausa que se refleja en las vidas de las protagonistas, que entran en esta vorágine desde las partes más estimulantes hasta las más frustrantes, como el precio del alquiler de los pisos en la ciudad. Una estrategia que no es nueva y que ha dado pie a comparaciones con la clásica Sexo en Nueva York.

La serie empieza en mayo, justo el mes en el que estamos, pero con la diferencia de que este año está siendo poco menos que extraordinario. En cuarentena y durante una pandemia mundial. Y Valeria nos regala ese recuerdo de las ciudades tal y como las recordamos y que tenemos tantas ganas de recuperar. Las historias de amor -y también desamor- y los retos de un grupo de chicas a punto de entrar en la treintena. Todos los temores y emociones se viven en las calles de la capital, que acompaña a las protagonistas como una amiga más.



Y esta ha sido, sin duda, una de las claves del éxito de la serie de Netflix. Si no estuviéramos confinados y Valeria se hubiera estrenado en la normalidad de antes, Madrid podría haber pasado más desapercibida. Hubiera sido un detalle en el que muchos no se hubieran fijado. Pero esta serie ha llegado en el momento indicado, cuando parece que empezamos a salir de este atolladero y tenemos, ahora sí más ganas que nunca, de volver a vivir la ciudad como lo hacíamos antes.

¿Hubiera llegado la serie al top del ranking sin el coronavirus? Seguramente sí. Escenas cotidianas entre amigas, líos amorosos, retos laborales y encuentros sexuales. El cóctel con los ingredientes suficientes para atraer a un gran número de espectadores.

Sin embargo, Valeria se ha ganado un número considerable de detractores, sobre todo los lectores de la saga de Benavent y que han criticado la adaptación de Netflix. Además de otras críticas comprensibles como la representación de las cuatro amigas. Sin ir más lejos, Valeria no tiene trabajo estable al principio de la serie pero vive en un piso más que coqueto. Y en centro de la ciudad.

Pero, mientras podemos estar viendo una serie que la crítica califica como mediocre, Valeria tiene el plus de llevarnos a un Madrid lleno de vida, con las terrazas llenas y los bares hasta arriba. Y sin mascarillas. A un Madrid al que volveremos y que esta serie nos hace querer todavía más.

Fuente: Hipertextual