Pese a ufanarse por concentrar la mayor cantidad de hospitales y centros de investigación del mundo, Houston está peligrosamente cerca de quedar desbordada por la el avance del coronavirus en Texas.

Desde el largo fin de semana de fines de mayo por el feriado del «Memorial Day» y las grandes protestas contra el racismo en junio «hay una trayectoria increíble», es como si se hubiera desatado una inundación, dice Faisal Masud, director de cuidados intensivos del Houston Methodist Hospital.



«Esto ha sido implacable para nosotros», dijo a la AFP. «No hemos tenido descanso» añade Masud quien ha estado en la primera línea de combate contra la covid-19 desde.

«Estas cosas nos están llevado a una tensión física y emocional a nosotros…debido a que no solo tenemos que preocuparnos por nosotros sino también por nuestras familias», afirma.



– 128 camas disponibles –

Un trabajador de salud que usa el doble o el triple del equipo de protección habitual atiende a un paciente con coronavirus en el United Memorial Medical Center en Houston, Texas el 2 de julio de 2020.

El Texas Medical Center es un vasto complejo, fundado en 1945 que abarca cerca 13 kilómetros cuadrados. Ha crecido rápidamente en torno a un núcleo formado por el Centro de Cáncer MD Anderson, el más grande del país.

Los hospitales empezaron el miércoles a transformar algunas camas convencionales en unidades de cuidado intensivo luego de que las camas de cuidados intensivos excedieron resultaron insuficientes.

El área metropolitana de Houston, con 6,5 millones de residentes, tenía solo 128 camas de cuidado intensivo disponibles, dijeron el viernes funcionarios de la salud pública.

«No podemos expandir y seguir expandiéndonos», dijo Masud. «La gente que no tiene covid, no podría ser atendida a tiempo», advierte.

«Los pacientes no pueden recibir ambulancias a tiempo…todo esto conduce a daños y a la muerte», alerta.

– Condición miserable –

El personal médico habla a través de una cortina plástica protectora en la unidad COVID-19 del United Memorial Medical Center en Houston.

En otro hospital local, el United Memorial Medical Center, la unidad que se encarga del coronavirus está a punto de desbordarse.

Algunos pacientes están seriamente demacrados, otros se acurrucan en posición fetal, y otros sufren alucinaciones horribles.

Las condiciones para los trabajadores de salud son miserables. Enfrentan la grave amenaza de esta enfermedad con doble máscara, guantes y con tres capas de batas protectoras blancas o de un amarillo brillante.

Muchos trabajadores de salud duermen solo unas pocas horas en la noche y toman descansos en una pequeña y abarrotada sala de espera.

– Una reapertura prematura –

El área metropolitana de Houston, con 6,5 millones de residentes, tenía sólo 128 camas de cuidados intensivos disponibles el 3 de julio de 2020.

Texas estuvo entre los primeros estado en reactivar las actividades.

Desde el 1 de mayo se permitió que restaurantes y tiendas en Houston, la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos, fueran reabiertas con una capacidad reducida, seguidos por bares y salones de belleza, como en el resto del estado.

Pero en semanas recientes esta ciudad del sureste de Texas se tornó un foco del virus.

Al menos 2.250 pacientes con covid-19 actualmente están hospitalizados en el área de Houston, de acuerdo con funcionarios de salud pública de Texas.

El gobernador Greg Abbott, un republicano, declaró el jueves obligatorio el uso de mascarilla en la mayor parte del estado, sólo seis días después de que ordenó que los bares recientemente abiertos volvieran a cerrar.

Restaurantes, centros comerciales, salones de belleza y boleras siguen abiertos.

Lina Hidalgo, una funcionaria del condado de Harris, que es parte de Houston, dijo el jueves a medios locales que quiere que se imponga la prohibición de salir de casa.

«Temo que la esperar sólo conducirá a la pérdida de más vidas, dolor prolongado de la economía, traerá más crisis». afirma.

El personal médico se toma un breve descanso mientras trabaja en la unidad COVID-19 del United Memorial Medical Center en Houston.

Entre funcionarios de salud hay una creciente preocupación por una nueva ola de infección tras este fin de semana del 4 de Julio, tradicionalmente marcado por un gran despliegue de fuegos artificiales, reuniones familiares y barbacoas en los jardines de las casas.

«Queremos que esta trayectoria se estabilice o empiece a bajar», dijo Masud.

«No quiero que la gente esté aislada socialmente, sino que mantenga la distancia social».