El papa Francisco aseguró que estaba muy decidido a viajar a principios de marzo a Irak, como «pastor de las personas que sufren», en declaraciones este lunes a la agencia estadounidense Catholic News Service.

En el caso de que las autoridades impongan a los iraquíes de seguir su visita por televisión debido a la pandemia, el papa considera que de todo modos podrán «ver que el pontífice está en sus tierras».



Francisco, de 84 años, reconoció, sin embargo, que el viaje se pondría en duda en caso de un brote severo de covid-19 en ese país.

Irak tiene actualmente menos de 10 muertes y unos cientos de contagiados por día, frente a los miles de hace unos meses.



«Soy el pastor de las personas que sufren», recordó Francisco.

El papa argentino, que suele viajar en un avión fletado, aseguró que está dispuesto a viajar inclusive en una línea comercial.

Francisco anunció a principios de diciembre que viajaba Irak del 5 al 8 de marzo, su primera gira internacional desde el inicio de la pandemia de coronavirus, para una visita histórica a uno de los países que más han sufrido por las guerras y el covid-19.

El portal del Vaticano recordó recientemente que Juan Pablo II tenía programada una visita a Irak, a la llanura de Ur de los Caldeos, a finales del 1999, pero que fue suspendida tras meses de negociaciones a pedido de Sadam Husein.

El pontífice condenó recientemente el doble atentado suicida del 21 enero en un mercado del centro de Bagdad, el ataque más mortífero en más de tres años en la capital iraquí.

Según un programa no oficial divulgado por la Iglesia iraquí, Francisco celebrará varias misas, entre ellas una en la catedral de Bagdad, blanco de un sangriento ataque en 2010, y otra en el estadio de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí (norte).

Durante su visita, Francisco deberá participar en una oración interreligiosa en Ur (sur), lugar de nacimiento de Abraham, en compañía de dignatarios chiítas, sunitas, yazidíes y sabaeanos.

Según el programa no oficial, se reunirá con el gran ayatolá Ali Sistani, la máxima autoridad musulmana chiíta de Irak, en Nayaf, al sur de Bagdad, anunció la semana pasada el cardenal Louis Raphaël Sako, patriarca de la Iglesia Católica Caldea de ese país.