El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó el martes a su homólogo ruso, Vladimir Putin, a disminuir las crecientes tensiones con la vecina Ucrania, sumándose al rechazo por las tropas rusas en la frontera ucraniana que genera alarma entre los aliados de la OTAN.

Biden «enfatizó el compromiso inquebrantable de Estados Unidos con la soberanía e integridad territorial de Ucrania», dijo la Casa Blanca, al informar de una llamada telefónica con Putin.



La acumulación en los últimos días de tropas rusas cerca de la frontera ucraniana, y en la península de Crimea que Moscú anexó en 2014, ha generado inquietud en los países occidentales.

Según Estados Unidos, el número de efectivos rusos está en su nivel más alto desde 2014, cuando estalló el conflicto con los separatistas prorrusos.



Biden expresó «la preocupación (de Estados Unidos) por la repentina concentración militar rusa en la Crimea ocupada y en las fronteras de Ucrania, y llamó a Rusia a reducir las tensiones», dijo la Casa Blanca en un comunicado, agregando que Biden propuso a Putin celebrar una cumbre en un tercer país «en los próximos meses».

De su lado, el Kremlin dijo que «ambas partes expresaron su disposición a continuar el diálogo sobre las áreas más importantes para garantizar la seguridad global».

El ejecutivo ruso confirmó que Biden había propuesto un encuentro con Putin, pero no dijo si éste había aceptado. De realizarse, sería la primera cumbre entre Biden y Putin, quien tuvo una con el expresidente estadounidense Donald Trump en Finlandia en 2018.

Durante la llamada con Biden, Putin describió -según el Kremlin- los planteamientos de una solución política al conflicto ucraniano, basada los acuerdos de Minsk de 2015 que Rusia pactó junto con Francia, Alemania y Ucrania, pero cuyo componente político nunca se aplicó.

 

– «Nos mantenemos vigilantes» –

 

La llamada Biden-Putin se produjo cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, se reunió en Bruselas con altos funcionarios de las naciones de la OTAN, incluido el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el jefe de la alianza transatlántica, Jens Stoltenberg.

«Rusia debe poner fin a esta acumulación militar en Ucrania y sus alrededores, detener sus provocaciones y reducir la escalada de inmediato», dijo Stoltenberg, calificando la concentración de tropas rusas como «injustificada, inexplicable y profundamente preocupante».

En declaraciones televisadas, el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, respondió que Moscú desplegó los efectivos para «ejercicios de entrenamiento de combate» en respuesta a movimientos militares de la OTAN «que amenazan a Rusia», y precisó que las maniobras se completarán en dos semanas.

Ucrania, una exrepública socialista soviética que ambiciona sumarse a la OTAN, busca el apoyo de las potencias occidentales así como disuadir cualquier nueva agresión de Moscú.

«Rusia ya no podrá sorprender a nadie. Ucrania y nuestros amigos nos mantenemos vigilantes», dijo Kuleba al reunirse con Stoltenberg y Blinken.

Blinken insistió en el respaldo de Washington a Kiev y dijo que las «aspiraciones euroatlánticas» del país se debatirán en la alianza.

Algunos miembros de la OTAN son reticentes a la eventual incorporación de Ucrania, por considerar que el gesto aumentaría exponencialmente la tensión en la región.

En un nuevo informe publicado el martes, el director de inteligencia nacional de Estados Unidos dijo que Rusia «continuará con los esfuerzos de desestabilización contra Ucrania».

Concluyó sin embargo que Moscú «no quiere un conflicto directo» con Washington.

 

– «Un polvorín» –

 

Rusia, en tanto, advirtió a la OTAN que no se involucre más en Ucrania, acusando a los países occidentales de transformar la zona en un «polvorín».

«Estados Unidos y otros países de la OTAN están convirtiendo deliberadamente a Ucrania en un polvorín», dijo el viceministro de Relaciones Exteriores, Sergei Ryabkov, citado por agencias de noticias rusas, y agregó que los países estaban aumentando sus suministros de armas a Ucrania.

«Si hay alguna circunstancia agravante, por supuesto que haremos todo lo posible para garantizar nuestra seguridad y la seguridad de nuestros ciudadanos, dondequiera que estén», dijo Ryabkov.

«Pero Kiev y sus aliados en Occidente serán totalmente responsables de las consecuencias de una hipotética exacerbación», agregó.

El martes por la mañana, un soldado ucraniano murió y dos más resultaron heridos cerca de la aldea de Mayorske, a unos 35 kilómetros al norte del bastión separatista de Donetsk, cuando un dron arrojó granadas sobre las posiciones de las tropas de Kiev, dijo el ejército.

La última víctima elevó el número de soldados ucranianos muertos desde principios de año a 29, en comparación con 50 en todo 2020.

El Kremlin ha dicho que no prevé una guerra con Ucrania, pero también agregó que «no permanecerá indiferente» a la suerte de la población de habla rusa en el este del país.

Según Ucrania, los separatistas prorrusos cuentan con 28.000 combatientes y más de 2.000 asesores e instructores militares rusos.