Las fuerzas policiales de Estados Unidos sufren un aumento de bajas por enfermedad y jubilación anticipada, así como por renuncias e incluso suicidios, en la medida que las acusaciones de violencia y racismo afectan la moral de agentes ya de por sí estresados con sus funciones profesionales.

Rick Nigro, con 27 años en la Policía de Chicago, nunca había visto tanta desesperación entre sus colegas, cuyas funciones son, por naturaleza, peligrosas y deprimentes.



«Lo veo en sus caras cuando pasan lista», dijo.

«Algunos de los agentes que son exmilitares han visto cosas más traumáticas» que en la ciudad de Faluya «durante la guerra de Irak», dijo Nigro, quien confiesa que no volvería a inscribirse en la fuerza policial si pudiera volver atrás.



Los asesinatos están en aumento en Estados Unidos, particularmente en Chicago: en 2020 ocurrieron un total de 769 homicidios en esta ciudad del norte del país, la tercera más poblada.

Con tres suicidios en la fuerza desde enero, Nigro dio el inusual paso de escribir una carta abierta dirigida al superintendente de la Policía y al alcalde de la ciudad.

Las fuerzas policiales, que suman unos 800.000 agentes en todo el país, enfrentan duras críticas por su brutalidad hacia los afroestadounidenses.

El problema es visible en todas partes, desde las protestas callejeras del movimiento ciivil Black Lives Matter (Las vidas negras importan) hasta la ceremonia de los premios de los Óscar el domingo.

«Hoy la policía matará a tres personas. Y mañana la policía matará a tres personas. Y al día siguiente, la policía matará a tres personas», dijo el director Travon Free durante su discurso de aceptación del Óscar por su drama «Two Distant Strangers», que narra el mortal encuentro de un hombre negro con un agente de policía.

«Porque, en promedio, la policía en Estados Unidos mata cada día a tres personas, lo que equivale a unas mil personas al año. Y resulta que esa gente es desproporcionadamente negra», detalló Free.

 

– Desmoronamiento –

El Distrito 19 de Chicago, en el extremo sur de la ciudad, es hogar de más policías activos y jubilados que cualquier otro.

«Es triste y frustrante que sigamos viendo que gran parte de la población se vuelve contra las fuerzas del orden, las mismas personas que arriesgan sus vidas a diario para protegernos», dijo el concejal de ese distrito, Matt O’Shea.

Cuarenta y seis policías murieron en 2020 en el cumplimiento de su deber, excluidos los accidentes, y 22 desde principios de 2021, según cifras del gobierno.

Debido al riesgo que entraña su trabajo, han ocupado durante décadas un lugar relativamente positivo en la estima de los estadounidenses, especialmente entre los blancos.

Pero la imagen comenzó a desmoronarse con la proliferación de videos con imágenes de violencia contra los negros en general: adolescentes acribillados a balazos, sospechosos que reciben tiros por la espalda y personas inocentes asesinadas por error.

«La gente ve historias sobre incidentes graves y cree que todos los policías son así», dijo William Jaconetti, un sargento retirado de la policía de Chicago que estuvo involucrado en cinco incidentes con disparos a lo largo de sus 40 años de carrera.

«En muchos casos, los muchachos no quieren sacar sus armas, incluso cuando pueden salvar vidas», agregó.

Ha caído el número de agentes en aquellas fuerzas policiales de las ciudades donde se han producido los casos más publicitados de brutalidad policial.

En Minneapolis (norte), donde un policía blanco fue declarado culpable de asesinar al afroestadounidense George Floyd tras arrodillarse sobre su cuello durante un procedimiento, más de 100 de los 1.000 agentes abandonaron la fuerza en 2020, el doble que el año previo.

Además, 150 agentes se encuentran actualmente de licencia, incluyendo por trastorno de estrés postraumático.

 

– «Mala situación» –

Y ahora, las academias de policía tienen problemas para atraer a nuevos reclutas.

«Contratar y reclutar en todo Estados Unidos para hacer cumplir la ley está demostrando ser un gran desafío», expresóo recientemente la jefa de policía de Louisville, Erika Shields.

«Nos hemos autoinflingido numerosas heridas que hacen que nuestro producto sea poco atractivo. Punto», agregó.

En la última señal de la crisis de confianza en la policía, el gobierno federal abrió una investigación para eliminar posibles abusos y discriminación dentro de las fuerzas del orden público en las ciudades de Louisville y Minneapolis, y posiblemente sigan otras.

No es de extrañar que muchos agentes se quejen, sostuvo John Garrido, con 30 años en la fuerza policial de Chicago y quien insta a que los uniformados tengan consultas psicológicas trimestrales obligatorias.

«Nos ofrecimos voluntariamente a realizar este trabajo, que aceptamos, y en algunos aspectos es lo que es», señaló.

«Pero, convivimos a diario con cosas horribles: rabia, asesinatos, tristeza. Si a eso le agregas cosas externas, como los medios y los políticos, es la receta para una mala situación».