Santo Domingo. La situación generada tras la pandemia ha impuesto un nuevo estilo de vida en el que buscando el control del virus, los gobiernos han restringido muchas libertades, amparados en el bien común en República Dominicana tenemos un eterno estado de emergencia que en su momento fue criticado por los que hoy ocupan las riendas de esta tierra que se ha caracterizado históricamente por frenar todo indicio de opresión.
Tomando en cuenta el contexto en el que nos encontramos en el que según datos del mismo gobierno más de 7 millones han recibido la primera dosis de las vacunas y más de 2 millones están inoculados con la segunda dosis, se entiende que se deben propiciar las condiciones que permitan recuperar la economía y devolver la libertad perdida.
Si a esto le sumanos los siguientes componentes:
Carestía de alimentos
Retiro de subsidios
Alto costo de los materiales de construcción
Militares llenos de miedo ante las acciones judiciales
Festival de préstamos
Gasto alegre y sin control en publicidad y otros recursos del Estado
Corrupción directa en las compras y contrataciones
Una oposición apostando al desorden
Proyección de una Reforma Fiscal
En resumen, he llegado a la conclusión de que es el propio gobierno que está impulsando y promoviendo que las cosas se puedan salir de control.
De tanto echarle leña al fuego el fogón en vez de encender explota. Y eso es lo que esta provocando este globalista camuflado.