Acaba de reaparecer en el continente americano tras casi 40 años de ausencia y fue detectada recientemente en cerdos domésticos en Alemania. La peste porcina africana afecta a muchos países, y ocasiona sacrificios masivos y considerables pérdidas económicas.

A finales de julio, se registraron casos en República Dominicana, los primeros en «cerca de 40 años», según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), que pidió «acciones urgentes» para frenar el avance de esta enfermedad viral.



 

– Sin peligro para los humanos –

 

Históricamente presente en África subsahariana, la enfermedad, denominada Fiebre Porcina Africana (FPA) o Peste Porcina Africana (PPA), por ahora no representa riesgo para las personas.

Muy contagiosa, solo afecta a los porcinos -cerdos, jabalíes, facóqueros.



Fuerte fiebre, pérdida de apetito y hemorragias cutáneas forman parte de los síntomas. El índice de mortalidad puede llegar al 100%, afirma la OIE.

Ninguna vacuna ni tratamiento ha demostrado hasta el momento ser eficaz.

El virus está presente en todos los líquidos corporales y es muy resistente. Se transmite de un animal a otro por contactos directo entre cerdos, a través de los movimientos en vehículos, por personas procedentes de zona infectadas así como por intermedio de alimentos -por ejemplo si los cerdos domésticos son alimentados con desechos contaminados.

 

– En expansión –

 

«A raíz de su epidemiología compleja, la enfermedad se propagó rápidamente de manera reciente, afectando a más de 50 países en África, Europa y Asia desde 2018», recuerda la OIE.

Entre ellos China, India, Vietnam, Indonesia, Rusia, Italia (Cerdeña), pero también hace poco Alemania, primer productor porcino en Europa.

Segundo y tercer productores europeos, España y Francia han salido indemnes por el momento.

De todos modos, estos países han batallado contra la enfermedad en el pasado tras casos aparecidos en la península ibérica a partir de 1957.

En 2018-2019, la peste porcina africana diezmó al ganado porcino chino, desorganizando el abastecimiento de este mercado, el primero del mundo por el consumo pero también por la producción de carne de cerdo.

Desde entonces, el país reconstituyó prácticamente todo su ganado a gran velocidad y un costo altísimo.

 

– Nocivo para los criadores –

 

El virus puede tener duras repercusiones para los productores.

Cuando un criadero está contaminado, todos los animales son sacrificados.

A nivel nacional, el país pierde su estatus fitosanitario, lo que implica una limitación o inclusa una prohibición no solo de cerdos vivos sino también de alimentos producidos con carne porcina.

Un país como Alemania es muy dependiente de la venta al extranjero. La pérdida de este mercado genera excedentes y provoca la caída de los precios.

Los Estados negocian generalmente acuerdos de «regionalización», para que sus regiones indemnes puedan seguir exportando.

 

– Medios de prevención –

 

En los países libres de la enfermedad, hay que vigilar las importaciones para garantizar que no se introduzcan cerdos infectados o productos fabricados a partir de ellos.

La prevención pasa también por la correcta eliminación de los desechos alimentarios recogidos en lo aviones, los barcos o los vehículos de los países infectados, subraya la OIE.

Sin olvidar las medidas de  «bioseguridad» (cierres, esclusas de seguridad…) que deben preservar los criaderos, tanto en los contactos con jabalíes pero también con la introducción del virus a través de los movimientos de personas y vehículos.