Tarde o temprano, todos tenemos que lidiar con una persona tóxica en nuestra vida. La mayoría de ellas aparecen de la manera más gentil y cargadas de buenas intenciones, y no es hasta pasado un tiempo cuando las logramos desenmascarar. ¿Cómo podríamos definir la personalidad y el temperamento de una persona tóxica? Tal vez sus rasgos más distintivos es que son tan narcisistas, ególatras o deshonestas.

Lo cierto es que adoptan distintas apariencias y se les da genial embaucar a los demás para salirse siempre con la suya. Y nunca reconocen sus errores o la naturaleza perversa de lo que piensan o lo que hacen. ¿Qué hacer si intuyes que aquel amigo o amante a quien acabas de conocer en realidad es una persona tóxica con la que no te conviene pasar más tiempo del necesario?



Judith Orloff, psiquiatra estadounidense, ha publicado recientemente un libro titulado ‘The Empath’s Survival Guide’ (algo así como «La guía de la supervivencia empática») en la que profundiza en este tipo de personalidades. En un artículo de ‘The New York Post’, divide a las personas tóxicas en cinco grupos que ahora desglosaremos para conseguir identificarlas y también aporta consejos sobre cómo lidiar con ellas o, en último término, encontrar la mejor forma de expulsarlas de tu vida.

«La madre narcisista»



«Te ve como un espejo de sí misma, y se vuelve fría y castigadora cuando haces algo que ella desaprueba», asevera Orloff. «Está obsesionada consigo misma y siempre lo estará, por lo que lo mejor será que bajes tus expectativas». Eso lo primero, y lo segundo: «limita las conversaciones con esa persona para no dejarte manipular y mantén la calma a toda costa: si se siente inferior, irá a la yugular». ¿Cuándo decir basta y cortar toda relación con ella? «Si se vuelve verbal o físicamente abusiva». Esperemos que no te toque lidiar con este tipo de personalidad.

«El quejica del agua fría»

En este caso, Orloff usa al típico compañero de trabajo que no para de lamentarse para describir este tipo de personalidad tóxica (lo del agua fría es por la zona común de la oficina en la que los empleados se suelen juntar para beber agua). «El que se queja por todo y cuyos llantos acaban afectando a tu ánimo y productividad», asevera. Lo mejor para detener esta monserga constante es evitar toda situación en la que se vuelva a reproducir la misma escena. «Di que te tienes que ir amablemente», aconseja la experta. «Gírate para dar por zanjada la conversación», y en caso de que vaya a más, «habla con tu jefe o encargado de recursos humanos».

«El jefe ensimismado»

Inspirado en el personaje de Michael Scott de la serie ‘The Office’, representan a esa clase de persona sumamente egocéntrica que no da puntada sin hilo para ser el centro de atención en todo momento. Lo mejor para lidiar con ellos, como anteriormente, es la evitación. Si te está costando muchísimo lidiar con este tipo de persona o de jefe, lo mejor es que vayas buscando otro trabajo o, en su defecto, un nuevo amigo.

El que siempre dice «pobre de mí»

«Constantemente toman malas decisiones y cuando intentas darle un buen consejo, te ignora», asegura Orloff. «Son personas a las que no les gusta remediar las cosas, así que deja de ofrecerlas». En este sentido, deberás restringir los momentos con ellos para que no te chupen la negatividad que profesan. «Y en caso de que vaya a más, si vuestra amistad se ha vuelto mucho más negativa que positiva, lo mejor es que cambies la compañía», concluye.

El chivato

Aquella persona que siempre te está señalando y emitiendo juicios de valor sobre ti o sobre lo que haces. Y por otro lado, es incapaz de asumir la responsabilidad de sus acciones. «La clave está en no dejarse provocar», recomienda la experta. «Si las cosas se ponen feas, pídeles que no te hablen de esa forma e impón distancia». En caso de que no cese, deberás cortar el vínculo cuando sus mentiras empiezan a pasarte factura y a cambiar la opinión que tienen los demás sobre ti.

Visto en El Confidencial