“Era una bella persona, un hombre trabajador y deportista. Buen vecino” así hablan en la calle El Sol, de Buenos Aires de Herrera, en Santo Domingo Oeste, los vecinos de Carlos Ventura Guzmán, quien fue muerto por asaltantes en el barrio Libertador de esa misma demarcación, cuando andaba con su esposa y su hijastra.

Fueron despojados de sus teléfonos celulares y una cartera con cinco mil pesos.



Informa Deyanira Polanco del Listín Diario que sus restos fueron sepultados en el cementerio Cristo Redentor este miércoles, por familiares y amigos, mientras la amargura queda en los que seguían haciendo sus quehaceres en el barrio donde residía.

“A mí me atracaron en esta banca, me llevaron dinero y el teléfono. Aquí no se puede estar, tengo que estar trancada. Uno no se siente seguro en ningún lado”, expresó indignada la empleada de una banca de lotería.



Un colmadero que declinó identificarse dijo que Carlitos era un hombre de trabajo.

Mientras una señora, que conocía a Carlitos desde que estudiaba en el bachillerato junto a su hijo en el liceo de Buenos Aires, lo calificó como una persona sana y clamó a las autoridades que aclaren el hecho, que la delincuencia está arropando el sector Herrera.

“Si lo van a atracar que por lo menos lo dejen vivo. Lo que siento es indignación al ver que ratas están acabando con gente sana como ese muchacho”, agregó.

La suegra de Carlitos

Postrada en un sofá, porque está operada de una rodilla, doña Digna Polanco solo llora y pide justicia por el asesinato de quien consideró un hijo. “Era mi hijo, estaba casado con mi hija, pero para mí era un hijo, hasta me decía mami”, añadió.

Doña Digna, quien vive a pocos menos, en la calle 24 de Septiembre, dijo que su nuero salía a las 7:00 de la mañana a trabajar ebanistería y pintura, luego como entrenador de gimnasio y llegaba a su casa a las 10:00 de la anoche.

“Que se haga justicia. Esto no es fácil. Las personas trabajando honradamente están cayendo. La delincuencia le está pasando a las autoridades, porque los delincuentes están atemorizando”, indicó la dama.

En el barrio todos hablan, pero pocos se identifican.

Al preguntarles a vecinos y transeúntes por la situación en el sector, solo murmuran que no aguantan la delincuencia, pero temen identificarse.