Rusia admitió este martes haber destruido uno de sus satélites durante la prueba de un misil espacial, pero rechazó la acusación de Estados Unidos de haber puesto en peligro a la tripulación de la Estación Espacial Internacional.

Funcionarios estadounidenses acusaron el lunes a Rusia de haber llevado a cabo un acto «peligroso e irresponsable» que creó una nube de escombros y obligó a la tripulación de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) a tomar una acción evasiva.



«El ministerio ruso de Defensa realizó con éxito una prueba, como resultado de la cual el aparato espacial ‘Tselina-D’, que ha estado en órbita desde 1982, fue destruido», señaló el ejército ruso en un comunicado.



El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, declaró posteriormente que se utilizó un sistema «prometedor» que dio en el blanco con «precisión».

«Los fragmentos que se formaron no suponen ninguna amenaza para la actividad espacial», añadió, citado por las agencias de noticias rusas.

Funcionarios estadounidenses dijeron que no fueron informados con antelación de la prueba, que generó más de 1.500 piezas de desechos orbitales rastreables.

El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, aseguró el lunes que la nube de escombros amenazaría las actividades espaciales «durante décadas».

El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, describió el martes la prueba como un acto «imprudente» y «preocupante».

«Demuestra que Rusia está desarrollando nuevos sistemas de armas que pueden derribar satélites», dijo en una reunión con los ministros de Defensa de la UE.

Francia cargó contra los «saqueadores del espacio» que generan «desechos que contaminan y ponen en peligro a nuestros astronautas y satélites».

Mientras que Alemania dijo estar «muy preocupado» y pidió medidas urgentes para «reforzar la seguridad y la confianza».

 

– «Hipocresía» –

 

El ejército ruso dijo que estaba llevando a cabo actividades planificadas para reforzar sus capacidades de defensa, pero negó que la prueba fuera peligrosa.

«Estados Unidos sabe con certeza que los fragmentos resultantes (…) no supusieron ni supondrán una amenaza para las estaciones orbitales, las naves espaciales y las actividades espaciales», apuntó.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, tachó de «hipócritas» las acusaciones de Estados Unidos que, junto a China e India, eran los únicos países en haber lanzado hasta ahora misiles espaciales.

«Declarar que la Federación de Rusia creó riesgos para la explotación con fines civiles del espacio es, por lo menos, hipócrita», dijo Lavrov.

La cancillería rusa afirmó posteriormente en un comunicado que la prueba se llevó a cabo en «estricta conformidad con el derecho internacional» y que «no iba dirigida contra nadie».

La NASA indicó que la tripulación a bordo del ISS -actualmente cuatro estadounidenses, un alemán y dos rusos- tuvo que refugiarse en sus naves de regreso.

La agencia espacial rusa Roscosmos señaló que su «sistema automatizado de alerta de situaciones peligrosas» seguía «vigilando la situación para prevenir y contrarrestar todas las posibles amenazas a la seguridad de la Estación Espacial Internacional y su tripulación».

«Para nosotros, la principal prioridad ha sido y sigue siendo garantizar la seguridad incondicional de la tripulación», dijo Roscosmos en un comunicado.

 

– «Desestabilizador» –

 

El director de Roscosmos, Dmitri Rogozin, dijo que mantuvo una conversación telefónica «detallada» con el jefe de la NASA, Bill Nelson, el martes por la noche.

«En resumen… estamos avanzando, garantizando la seguridad de nuestras tripulaciones en la ISS y haciendo planes conjuntos», dijo Rogozin en Twitter.

Nelson dijo el lunes que estaba «indignado» por este acto «irresponsable y desestabilizador».

El incidente reavivó los temores de ver el espacio transformado en un campo de batalla entre las grandes potencias, ávidas de experimentar nuevas tecnologías militares.

Hasta ahora, Moscú había alzado la voz contra cualquier intento de militarizar el espacio, donde solo Estados Unidos, China e India habían efectuado pruebas de misiles contra satélites.

Sin embargo, el experto militar ruso Pavel Felgenhauer dijo a la AFP que Moscú nunca había escondido que disponía de sistemas capaces de llegar al espacio desde la Tierra.

Entre ellos figuran los sistemas de defensa S-500 y S-550, capaces según el ejército de reducir satélites a escombros, apunta.

«Rusia siempre ha dicho que estaba en contra del despliegue de armas en el espacio, pero no que estuviera contra el uso de armas en el espacio», precisa el experto del diario Novaya Gazeta, señalando que no existe una prohibición «formal» de este tipo de armamento en el derecho internacional.

Las armas antisatélite (ASAT) son misiles de alta tecnología que sólo poseen unos pocos países.

India fue la última en realizar una prueba contra un objetivo en 2019, un incidente criticado por Estados Unidos y otros países.

Estados Unidos derribó un satélite en 2008 en respuesta a un derribo similar en 2007 por parte de China.

A pesar de la tensión, Estados Unidos y Rusia han mantenido fuertes lazos espaciales desde el final de la Guerra Fría, cooperando estrechamente en la ISS, que construyeron juntos.