El presidente ruso, Vladimir Putin, viaja este lunes a India para fortalecer las relaciones militares y energéticas con un aliado tradicional que también es cortejado por Estados Unidos.

Washington, que busca contrarrestar el ascenso de China, estableció un diálogo sobre seguridad con India, Japón y Australia, que ha suscitado la preocupación en Pekín y Moscú.



India fue un aliado cercano de la antigua Unión Soviética durante la Guerra Fría y la relación ha perdurado tanto que Nueva Delhi la califica como «una alianza estratégica especial y privilegiada».

«La amistad entre India y Rusia ha resistido la prueba del tiempo», dijo el primer ministro indio Narendra Modi a Putin en una cumbre virtual en septiembre.



Se trata del segundo viaje internacional del mandatario ruso desde el inicio de la pandemia, luego de que en junio se reunió en Ginebra con el presidente estadounidense, Joe Biden.

La visita de Putin a India es tanto más notable porque no había asistido a reuniones importantes, como las cumbres del G20 y la COP26, y también había aplazado una visita prevista a China.

Este lunes, será el primer encuentro de ambos líderes desde que conversaron al margen de la cumbre de los BRICS en Brasil en 2019.

 

– «Simbólico» –

 

«Eso es muy simbólico», comentó Nandan Unnikrishnan del centro de estudios Observer Research Foundation de Nueva Delhi.

«Eso indica hasta qué punto no quieren que las relaciones se estanquen o se ralenticen por defecto por parte de Rusia», añadió el experto.

Sin embargo, Putin deberá lidiar con una compleja dinámica regional por las crecientes tensiones entre India y China, otro tradicional aliado de Moscú, tras los mortales enfrentamientos en la región del Himalaya en 2020.

«La influencia de Rusia en la región es muy limitada, principalmente por sus estrechos vínculos con China y su rechazo de actuar contra los intereses regionales chinos», señaló Tatiana Belousova de la OP Jindal Global University de Haryana.

El Kremlin dijo la semana pasada que las conversaciones estarían dominadas por temas de defensa y energía, y en ellas participaría el jefe del gigante energético ruso Rosneft, Igor Sechin.

Rusia es un proveedor de armas de larga data de India, que busca modernizar sus fuerzas armadas, y uno de sus contratos de más alto perfil fue la compra de misiles S-400 tierra-aire de largo alcance.

El acuerdo valorado en más de 5.000 millones de dólares fue firmado en 2018 y ya habrían comenzado las entregas. Esto podría poner en riesgo la pujante relación entre Nueva Delhi y Washington, con posibles sanciones por la compra.

La ley estadounidense Countering America’s Adversaries Through Sanctions Act sanciona la compra de armas rusas por parte de cualquier país.

«Es notable que India decidiera seguir con la compra de los S-400 pese a la desaprobación de Estados Unidos», comentó Belousova.

Por su parte, Nandan Unnikrishnan recordó que los equipos militares son «claves» para India, por sus tensiones «persistentes» con Pakistán.

Los ministros de Exteriores y de Defensa de los dos países también se reunirán el lunes.