¿Una onda de choque o una pequeña sacudida en la economía mundial? La suspensión de pagos del gigante inmobiliario chino Evergrande suscita nuevas interrogantes sobre la salud de la economía internacional, ya sometida a numerosas incertidumbres.

 

– Ralentización en China

Locomotora del crecimiento mundial, China lleva meses con el motor gripado, lo que ha llevado a la OCDE a recortar a principios de mes las previsiones de crecimiento para este país este año y el próximo, a 8,1% y 5,1% respectivamente, como ya hizo en octubre el FMI.



Además de las dificultades del sector inmobiliario, que representa un 25% de su PIB, China resiente el impacto de la pandemia y las actuales dificultades de aprovisionamiento en la cadena mundial.

En lo referente al ladrillo, «los acontecimientos recientes pusieron en evidencia los riesgos persistentes en el mercado inmobiliario chino, con potenciales efectos importantes entre sectores y más allá de las fronteras», advirtió la OCDE, subrayando «el debilitamiento de la inversión inmobiliaria, un importante motor de crecimiento».



Algunas cifras vinculadas a Evergrande generan vértigo: 300.000 millones de dólares de deuda, 200.000 empleados, incumplimiento de pagos de 1.200 millones de dólares, según informó el jueves la agencia de calificación Fitch.

 

– Riesgo de contagio todavía limitado

 

En su informe sobre la estabilidad financiera publicado en noviembre, la Reserva Federal estadounidense mostró su inquietud ante los riesgos de contagio de la crisis de Evergrande a la economía mundial.

Esta se ve amenazada ya por una posible ralentización de la recuperación por la elevada inflación y la imprevisible situación sanitaria.

Pero, por ahora, la economía mundial parece a salvo de un efecto dominó y de una crisis de envergadura.

«La ralentización del inmobiliario en China será importante pero contenido, debido al bajo nivel de inmuebles sin vender, de la posibilidad de relajar las políticas públicas, de la urbanización y del crecimiento significativo de ingresos», estimó la consultora Oxford Economics, en sus previsiones económicas de noviembre.

Uno de los factores clave es la implicación de las autoridades chinas, cuyas regulaciones para sanear este sector fuertemente endeudado agudizaron la crisis de varios promotores.

El lunes, el Banco Central redujo las tasas de reservas obligatorias de los bancos y la oficina política del Partido Comunista afirmó su respaldo al sector inmobiliario.

«La presión respecto a una ralentización en China es muy grande. No sería racional adoptar obligaciones demasiado fuertes de desapalancamiento» en el sector, señala Xiaodong Bao, gerente de carteras para Edmont de Rothschild AM.

Economista especialista de Asia-Pacífico para la firma Euler Hermes, Françoise Huang anticipa que «nos arriesgamos a continuar teniendo quiebras, pero su impacto debería contenerse para que la ralentización económica china no sea excesivamente inquietante para el resto del mundo».

Un cierto número de medidas de apaciguamiento tomadas por las autoridades chinas desde octubre han tenido, según ella, un efecto positivo en los préstamos acordados por los bancos y las ventas de propiedades realizadas, así como en los niveles de las tasas de interés, aportando «un cojín al impacto económico» actual.

Los mercados financieros mundiales han quedado relativamente a salvo tras el anuncio de la suspensión de pagos de Evergrande y, en general, se vieron poco sacudidos por el deterioro de este enorme grupo inmobiliario.

Por contra, la tasa de interés sobre la deuda china de riesgo se ha acelerado en las últimas semanas y seguía su avance el jueves.