TEGUCIGALPA.– La inesperada rebelión de una veintena de parlamentarios oficialistas pone en serios aprietos la Presidencia de Xiomara Castro antes incluso de que tenga lugar, el próximo jueves, la investidura de la primera mujer que gobernará Honduras.

Este martes, que conforme a la ley se instala el nuevo Parlamento hondureño de 128 diputados, tiene como insólito el hecho de tener dos juntas directivas.



Una es oficialista y la otra disidente, por la crisis surgida el viernes pasado en el Partido Libertad y Refundación (Libre, de izquierda), cuyo coordinador general es el expresidente Manuel Zelaya, esposo de Xiomara Castro, quien fue derrocado el 28 de junio de 2009.

EL GOBERNANTE PARTIDO NACIONAL, PROTAGONISTA



Entre los principales protagonistas de la crisis figuran los 44 diputados del gobernante Partido Nacional, que está por concluir 12 años de mandato, los últimos 8 con Juan Orlando Hernández como presidente del país, que votaron el viernes por la junta directiva provisional, y el domingo por la definitiva, para presidir el Parlamento con Jorge Cálix como presidente.

Castro, que ha recibido un importante reconocimiento internacional, no avalado a la junta directiva que encabeza Cálix, porque tenía el compromiso suyo, y de Libre, de que el Parlamento lo presidiría Luis Redondo, diputado del Partido Salvador de Honduras (PSH), cuyo máximo líder es Salvador Nasralla.

Redondo fue propuesto como parte de la alianza de hecho, solo para el nivel electivo presidencial que, en octubre de 2021, acordaron Xiomara Castro y su partido con Salvador Nasralla para sacar del poder al Partido Nacional.

Entre los 50 diputados que obtuvo Libre en las elecciones de 2021, de los 128 que integran el Parlamento, aumentó el rechazo a Redondo, por considerar que el Poder Legislativo es independiente.

«TRAIDORES», A DISPOSICIÓN DE XIOMARA CASTRO

Además, según los disidentes de Libre, un total de 18, que el día 21 fueron expulsados del partido, nadie podía garantizar que el ungido por Nasralla para presidir el Parlamento sería Redondo.

Entre los «traidores», como Castro calificó a los disidentes, también se manejaba el criterio de que no podían permitir que Luis Redondo, cuyo partido obtuvo solamente 10 diputados, presidiera el Legislativo.

Los afirmaciones de Nasralla, en el sentido de que además de los votos de Libre y el PSH, contaban con otros del Partido Liberal y el Anticorrupción y la Democracia Cristiana, fue un espejismo, ya que en la elección para la junta directiva provisional el disidente Jorge Cálix ganó con 79, según el informe oficial.

Los 32 diputados de Libre que apoyan a Castro aducen que en la elección del viernes se violentaron procedimientos parlamentarios y que los disidentes se habían aliado con los 44 del Partido Nacional.

El domingo, día de la elección de la junta en propiedad del Parlamento, que regirá desde este martes para el período 2022-2026, la crisis empeoró porque los disidentes al frente de Cálix eligieron la suya en un club social en las afueras de Tegucigalpa, mientras que los afines a Xiomara Castro hacían lo mismo en la sede del Legislativo, con Redondo como presidente.

Cálix adujo que no convocaron a la sesión en la sede del Parlamento en Tegucigalpa, por una nutrida concentración de militantes de Libre que, desde el sábado, se apostaron en la planta baja del Legislativo atendiendo un llamamiento de Xiomara Castro a un vigilia que se extendió hasta la tarde del domingo.

Castro solo reconoce como titular del Parlamento a Redondo, a quien fue a saludar después de que fue elegido en una sesión sin energía eléctrica en el hemiciclo, para reiterarle su apoyo.

«Solo quiero decirles no más acuerdos bajo la mesa, no más componendas bajo la mesa», le manifestó la mandataria electa a Redondo, según dijo, en nombre de los 1,7 millones de hondureños que votaron por ella.

«Si queremos ser transparentes, hagámoslo frente al pueblo, que el mejor respaldo que pueden tener las acciones que hagamos es con el aval del pueblo, quien debe de conocer y saber las condiciones en que está el país, también conocer qué vamos hacer con esta Honduras», recalcó Castro.

Jorge Cálix, por su parte, expresó que estará «al servicio de la presidenta Xiomara Castro y de todo el pueblo, hondureño, sin distingos de colores políticos».

La actual crisis política se suma a la que vive Honduras desde el golpe de Estado de 2009 a Manuel Zelaya, que se agudizó con la reelección de Juan Orlando Hernández, en 2017, pese a que la Constitución no la permite bajo ninguna modalidad pero amparado en una interpretación de la ley por parte del Supremo, además mediante un «fraude», según las principales fuerzas de oposición.