Para el pastor evangelista Alvin Peña no es lo mismo orar que rezar, debido a que define esta última como una forma de recitar algo que culturalmente es aprendido; sin embargo, especificó que la oración es más un dialogo con Dios en el que las personas no necesitan repetir de manera continua lo mismo, sino que todo fluye de forma orgánica.

“Orar es hablar con Dios, pero a veces solo hacemos un monologo. Cuando simplemente rezamos lo hacemos para llenar ese vacío existencial o esa falta de comunión con Dios, he conocido personas que visitan las iglesias buscando la dirección de Dios y termina peor pro que Dio no está ahí, mucha gente saben de la palabra y solo ven como tinta sobre papel es por eso que no se enseña a hablar con Dios”, expresó.



En el programa “Kairos”, que se transmite por la plataforma digital El Nuevo Diario TV, el ministro de la fe puntualizó que es un error muy común que las personas repitan constantemente las mismas cosas al creador de la vida en sus plegarias, pero enfatizó que en los textos bíblicos se le indica las personas que cuando estén “orando no usen banas repeticiones como los gentiles o los religiosos”.

“Orando no usen banas repeticiones como los gentiles o los religiosos que piensan que por su mucha palabrería serán oídos, uno de los errores más grandes que tenemos los seres humanos es que sabemos que Dios existe, pero le repetimos lo mismo cada vez que creemos que estamos hablando con Dios”, citó.



Continuó diciendo que “la palabra de Dios dice: Cuando oren no sean como los hipócritas, porque aquellos les encanta orar de pies en las sinagogas y en las equinas de las plazas para que la gente los vea, de cierto les digo que ya tienen su recompensa, mas tu cuando ores entra en tu aposento y cerrada la puerta ora a tu padre que está en secreto y tu padre que ve los secretos te recompensará en público”.

Asimismo, sostuvo que la oración es el canal que conecta el alma de las personas con el espíritu de Dios, por eso es que cuando una persona tiene fe puede sentir la presencia del padre celestial, quien con su manto sagrado los cubre y guía durante su transitar por la vida.

“El ayuno no es pasar hambre, el ayuno es para que tu espíritu se pueda conectar con Dios y Dios te pueda dar conexión, porque el cuerpo físico estará pidiendo las cosas del mundo, pero cunado ayunas estás haciendo un sacrificio de tu carne y tu alma y tu espíritu estarán conectados”, expresó.