Ser mamá pude resultar maravilloso, pero al mismo tiempo es una etapa que trae grandes cambios en la vida de una mujer, incluyendo los relacionados al sexo. En caso de ser primeriza, la mujer dura meses con dos prioridades: cuidar a su bebé y dormir, dejando a un lado su sexualidad y la de su pareja.

“Tener un hijo es como colgarte una mochila y llevarla a la espalda el resto de tu vida. Cualquier cosa que hagas a partir de ese momento, cualquier actividad que emprendas, cualquier decisión que tomes, estará condicionada por el hecho de que cargas con una mochila”, afirma un joven padre al periódico el País.



La ginecóloga y terapeuta sexual, Lilliam Fondeur explicó a Diario Libre que el sexo después de tener un bebé es un tema delicado para las mujeres ya que regularmente están agotadas de la labor de parto, con la lactancia, las noches sin dormir y en ese momento su mente solo está enfocada en su hijo o hija.

Baja valoración sexual



Otra de las barreras del sexo, luego de la maternidad, son los cambios físicos que experimenta el cuerpo, que llevan a la mujer a sentirse poco atractiva y poco deseada.

“Durante un tiempo me sentía dolorida. No percibía mis pechos como una parte sensual, sino como una herramienta de manutención, o algo así. Al principio, yo y mi pareja éramos dos jóvenes ansiosos sexualmente. Luego pasamos a una etapa de madurez, en la que ya no lo hacíamos tanto como antes. Tras dar a luz, empezó una nueva fase, en la que ya apenas lo hacíamos”, afirma Marga.

El sexo disminuye

Según un estudio realizado en 2018, un 47% de las mujeres y un 43% de los hombres opina que sus relaciones íntimas han ido a peor. El informe plantea que el deseo sexual disminuye en un 61% de mujeres y en un 30% de los hombres tras traer niños y niñas al mundo.

La misma investigación arrojo que las parejas lo hacen un 47% menos y no solo por falta de ganas, sino también por no encontrar el momento indicado. Un 63% de ellas declara “difícil o muy difícil” disponer de intimidad cuando el hijo está despierto.

Alteraciones físicas y psíquicas que influyen

El psicólogo y terapeuta de parejas, Juan Macías en una entrevista para El País explica que la principal consecuencia de tener hijos es una alteración de la rutina sexual espontánea de la pareja. Según explica en el embarazo se produce una modificación del patrón de relaciones debido a factores físicos y psicológicos.

Por un lado, el cuerpo de la mujer cambia: “A nivel físico, los cambios bioquímicos tras el parto y la lactancia afectan de forma directa a la vagina y a su lubricación, haciendo más dolorosas e incómoda la penetración, también puede haber puntos y daño en la musculatura pélvica”, añade.

Un informe del Murdoch Children Research Institute basado en una encuesta a 1.500 madres primerizas sostiene que para las mujeres recuperarse del embarazo y el parto lleva tiempo. “Incluso seis meses después del nacimiento del bebé, muchas mujeres aún no sienten que han vuelto a la normalidad física o emocional”, dice el documento.

Recomendación

La doctora Lilliam Fondeur recomienda buscar ayuda para que otra persona cuide al bebé por varias horas para que los padres puedan salir a encontrarse en un bar, un restaurante… y disfrutar de momentos a solas y ¿por qué no? Disfrutar del sexo.

“Repetirlo cada 15/20 días hasta que vayan acomodándose y la conducta se instale. Ya que primero se debe ser mujer, luego pareja y después madre”, dice Lilliam.

La especialista insiste en que para que una mujer vuelva a sentir deseo y retome la sexualidad con tu pareja. Debe dejar de lado la ropa de madre, y para esto debe sentir que su hijo o sus hijos están seguros.

“Ella no se puede quitar la ropa de madre. Si ella no está segura de que su cría está segura, por eso es necesario invertir en esa persona, que mientras tu desarrolla esa otra área de tu vida, esa persona cuide bien del bebé, pero esto implica una inversión o una figura familiar de confianza que los cuide”, afirma.

Además, agrega que es importante que la madre aprenda a mantener el espacio de pareja por encima de la maternidad, para que pueda funcionar la vida sexual en pareja.