Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas. Juan 14: 11

Debemos estar conscientes de lo que somos y de lo que el Señor espera de nosotros. Tal vez no lo sepamos, pero es esencial tener este conocimiento para poder dar lo mejor.



Mientras uno mismo no descubre lo que es, nada cambia, porque el que no se conoce no sabe lo que es capaz de hacer. Nosotros somos Sus hijos y, como tales, Él espera que caminemos y hagamos lo que Él hace. Así como todo padre le modela a su hijo para que sepa lo que tiene que hacer, nuestro Padre, por medio de Su palabra y del Espíritu Santo, nos enseña.

Jesús siempre hizo lo que Su Padre le enseñó. Jamás desobedeció; al contrario, dijo “Las cosas que oí, éstas digo al mundo”. Muchos queremos imitar a personas famosas o que admiramos, pero tantas de ellas no tienen identidad. Por eso vemos montones de personas sin saber qué hacer, por haber escogido un modelo distorsionado.



Todo lo que adquiramos que no provenga de Él no tendrá resultado favorable alguno, porque Él es el único que conoce lo que somos y sabe lo que tenemos que hacer. En consecuencia, cualquier traje que queramos ponernos nos quedará muy pequeño o muy grande, pues nuestra medida tan solo Él la conoce.

Por la Pastora Montserrat Bogaert- Iglesia Monte de Dios