En las afueras de las oficinas de 3.14 Inversiones, de Wilkin García Peguero, en Sabana Grande de Boyá, ya no se vive el mismo ambiente.

A finales de septiembre, cuando un equipo de Nuria Investigación Periodística acudió al lugar, se percibió a decenas de clientes aglomerados en las afueras que defendían con mucha convicción a Mantequilla. En los días posteriores, las largas filas de clientes ya han desaparecido.



El pasado lunes Mantequilla cerró su oficina, alegando que los clientes hacían mucho desorden e informó que los pagos serían casa por casa o en la calle. Y, a diferencia de semanas anteriores, ya no se especifica el monto invertido y el devuelto.

Este martes, el panorama comenzó a ponerse más crudo, pues ciudadanos quemaron neumáticos frente a la villa alquilada por la familia de Mantequilla.



Esa misma noche, minutos después, el padre de Mantequilla sufrió un accidente de tránsito, presuntamente provocado por motociclistas que lo perseguían, por lo que aumentaron la velocidad, dejando dos muertos: Kelvin de Jesús Felipe Reyes y Dulce María Romero “Malena”, miembro del equipo de seguridad y madrastra de Mantequilla.

Señala NDIGITAL que en medio de toda la tensión, el alcalde de Sabana Grande de Boyá, Isidro Mieses, hizo un llamado a los habitantes.

“Tal como dice el señor Wilkin García que esperen y que él va a resolver, pero yo sé que él no tiene manera de resolver, porque eso es imposible”, reveló Mieses.

Este jueves, Mantequilla se presentó en el Palacio de la Policía pero no para ponerse a disposición de las autoridades sino a poner una denuncia por la persecución que tuvo como desenlace el trágico accidente.

La denuncia fue rechazada en el palacio debido a que donde les correspondía interponerla era en Sabana Grande de Boyá. De su lado, Mantequilla insiste en negar que se trata de una estafa.

“Eso fue un proyecto que fue creado para que perdure en el tiempo y vamos a continuar, vamos a continuar hasta que la vida lo permita”, exteriorizó Wilkin en ese momento.

Quienes no podrán continuar normalmente con sus vidas son los allegados de los dos fallecidos en el accidente, quienes sufren la irreparable pérdida.

“Siempre en las vueltas, en los alcatrafos, siempre paga el infeliz. Nunca paga el real, el real siempre Satanás le pone su sabana. Entonces pago ella, pero Dios se hará cargo de cada cuerpo tirado”, dijo un doliente durante el velorio de la madrastra de Mantequilla.