Cuando abandone oficialmente la lista de la ONU de los países más pobres a finales de este año, el reino de Bután, en el Himalaya, lo festejará. Pero, para muchos otros, esta transición es un asunto complicado.

Este minúsculo Estado, famoso por establecer el Índice de la Felicidad Nacional Bruta, se convertirá el 13 de diciembre en el séptimo país en dejar atrás la etiqueta de ser uno de los países menos desarrollados, una categoría establecida por la ONU en 1971.



«Esto nos lo tomamos con orgullo y es un honor, no estamos nerviosos», declaró a la AFP el primer ministro de Bután, Lotay Tshering, durante una cumbre de los Países Menos Desarrollados (PMD) que concluyó el jueves en Doha.

Los líderes de estos 45 países quieren seguir los pasos de Bután y para finales de 2026 está previsto que Bangladés, Nepal, Angola, Laos, las Islas Salomón y Santo Tomé se gradúen.



Pero para muchos países, perder los beneficios comerciales y el acceso a préstamos blandos a los tres años de salir de esta clasificación es motivo de preocupación.

Por ejemplo, Angola y las Islas Salomón pidieron aplazar su salida de esta categoría. Otros países podrían seguir sus pasos.

Pero, pese la confianza que despliega el primer ministro de Bután, hay motivos para el nerviosismo.

 

– Adaptación –

 

El auge de las exportaciones de energía hidroeléctrica de Bután a India subió la renta per cápita a unos 3.800 dólares anuales, un 30% más que su gigantesco país vecino.

Pero la pandemia del covid y la inflación han obligado al gobierno a aumentar el gasto y a prohibir la importación de coches extranjeros para evitar la salida de dinero.

«La vida consiste en adaptarse», señaló Tshering.

«Se trata de perder y de ganar. Si uno pierde una vez, hay otra que gana. Creo que vamos a perder el acceso a algunas subvenciones, pero vamos acceder a más oportunidades de negocio o de inversión», explicó.

Para Bangladés, lo que está en juego es el orgullo nacional.

La industria de la confección ha convertido a este país del sur de Asia en una potencia exportadora, con un PIB per cápita que supera al de India.

Pero los analistas afirman que estas exportaciones van a disminuir una vez que los privilegios de ser catalogado como país menos desarrollado desaparezcan.

Bangladés pidió el año pasado unos 5.000 millones de dólares en préstamos internacionales para fortalecer sus reservas.

Y el presidente de la Federación de Empresarios de Bangladés, Ardashir Kabir, se mostró esperanzado. «No tenemos miedo, vamos a generar nuestros propios recursos, vamos a avanzar», indicó.

Para el empresario, desprenderse de la categoría de país menos desarrollado «va a atraer la inversión de los países más grandes del mundo».

 

– «Devastación» –

 

Para graduarse a la categoría de Países de Renta Media, las naciones deben cumplir con al menos dos de tres condiciones: tener una renta nacional bruta superior a 1.222 dólares anuales, alcanzar ciertos criterios de bienestar o carecer de otros de vulnerabilidad.

Después, un comité de la ONU examina los países caso por caso.

Las islas Maldivas es uno de los pocos casos de éxito y data de 2011.

Sin embargo, su presidente, Ibrahim Mohamed Solih, dijo durante la cumbre que la transición fue «agridulce», y aludió a las sucesivas crisis que han afectado al país, que vive del turismo.

Cuando la pandemia del covid-19 golpeó el planeta, este archipiélago pasó de ser un «próspero país de renta media a un país ‘sin ingresos’ durante tres meses».

Después, la guerra en Ucrania provocó más «devastación», con el alza de los precios de las materias primas.

Solih afirmó que muchos países están «ansiosos» por dejar el club de los países menos desarrollados, pero salen con las mismas vulnerabilidades que los convirtieron en naciones pobres.

Los PMD quieren que los privilegios comerciales se mantengan al menos seis años después de su graduación a la categoría de ingresos medios, pero los países ricos se resisten.

El presidente de Timor Oriental, José Ramos-Horta, afirmó que las crisis «no han llevado a los bancos, a los ricos y los poderosos a pensar de forma racional».

«A menos que todos actúen como parte de la misma humanidad, la insensibilidad y la avaricia temeraria hundirán el barco global», sostuvo.