Al menos 85 personas murieron y cientos resultaron heridas en una estampida en la capital de Yemen durante la entrega de una ayuda de ocho dólares por la fiesta del Ramadán, una de las peores tragedias en el empobrecido país que empieza a vislumbrar el fin de su prolongada guerra civil.

Tres personas fueron detenidas por el incidente en Saná, la capital controlada por los rebeldes hutíes, luego de que grandes multitudes se congregaron en una escuela para recibir una ayuda en efectivo de 5.000 riales yemeníes (unos 8 dólares).



Imágenes desgarradoras difundidas por la televisión hutí Al Masirah mostraron una multitud de personas apretadas unas con otras, con la gente tratando de trepar por encima del resto para salir de la aglomeración.



Otras tomas mostraron los cadáveres en el suelo en medio del pánico. Posteriormente, el sitio quedó cubierto de pilas de sandalias abandonadas, ropa y una muleta, mientras un investigador en traje de protección recogía evidencia.

Al menos «85 personas murieron y más de 322 fueron heridas» en el suceso ocurrido en el distrito de Bab al Yemen de Saná, declaró un responsable hutí de seguridad.

«Hay mujeres y niños entre los muertos», dijo a la AFP bajo anonimato porque no está autorizado a hablar con la prensa. Una fuente médica confirmó el balance.

La nación más pobre de la península Arábiga se encuentra golpeada por una larga guerra que enfrenta a los rebeldes hutíes respaldados por Irán y al gobierno apoyado por una coalición militar liderada por Arabia Saudita.

Cientos de miles de personas han muerto directa o indirectamente por la guerra, y millones están al borde de la hambruna.

Pero hay un impulso creciente para una tregua y un diálogo de paz, luego de que los sauditas conversaron la semana pasada con los hutíes, en momentos que los rivales regionales Arabia Saudita e Irán normalizan sus relaciones diplomáticas.

 

– Gran aglomeración –

Testigos dijeron que la estampida comenzó por unos disparos cuando la multitud se congregó en la escuela del distrito histórico de Bab al Yemen, de Saná, para recibir dinero de un empresario.

El jefe del Comité Supremo Revolucionario de los hutíes, Mohamed Ali al Huthi, atribuyó la estampida a la «aglomeración».

La multitud se acumuló en una calle estrecha que llevaba a la entrada de la escuela, dijo. Una vez se abrieron las puertas, la gente se precipitó a una escalera que llevaba al patio donde tenía lugar el reparto.

«La gente fue informada hace una semana de que se entregaría dinero sin verificación de identidad», contó un testigo.

«La gente acudió en masa, se abrió la verja y con la cantidad de gente, ocurrió la estampida», agregó.

El jefe policial rebelde Mahdi al Mashat dijo que se había formado un comité para investigar los hechos.

Tras el incidente, las familias de los afectados se precipitaron a los hospitales, pero muchos no pudieron entrar porque había altos cargos visitando a las víctimas.

Las fuerzas de seguridad se desplegaron en el lugar del suceso e impedían el paso de las personas que se acercaban para encontrar a sus familiares.

 

– Pobreza –

 

Más de ocho años de guerra civil han dejado a Yemen hundido en lo que la ONU define como una de las peores tragedias humanitarias del mundo.

El conflicto empezó en 2014 cuando los rebeldes hutíes respaldados por Irán tomaron la capital. Un año después, una coalición liderada por Arabia Saudita intervino para respaldar al gobierno reconocido internacionalmente.

Los combates decayeron significativamente desde que el año pasado la ONU consiguió cerrar una tregua de seis meses. La calma se mantiene a pesar de que el pacto expiró en octubre.

Sin embargo, más de dos tercios de su población vive por debajo del umbral de la pobreza, según la ONU, incluso empleados gubernamentales en zonas rebeldes no han recibido sus sueldos de funcionarios durante años.

Además, 21,7 millones de personas, lo que equivale a dos tercios de la población, necesita asistencia humanitaria este año, de acuerdo a Naciones Unidas.

Esta tragedia resta brillo al entusiasmo provocado por un intercambio masivo de prisioneros entre las partes en conflicto que permitió la liberación de 900 personas durante el fin de semana.